jueves, 13 de septiembre de 2018

Crítica: JARDÍN DE PULPOS


La memoria de los sueños

Jardín de Pulpos, obra del reconocido dramaturgo argentino Arístides Vargas, se presenta en el Teatro Auditorio de Miraflores. En esta ocasión, dirigida por Michael Joan, como parte del trabajo que viene realizando la Fábrica de Creación, eje pedagógico de la Asociación cultural “La Vale”. 

Mediante una narrativa lírica, el autor combina el drama y la comedia, dándole vida a la historia de José, un hombre sin memoria, quien al encontrarse con Antonia, intentará recobrar sus recuerdos y su propia identidad. Sin duda, un texto que requería una fuerza interpretativa potente y clara, que fue aportada por los actores Rodrigo Rodríguez (interpretando a José) y Pamela Paredes (en el papel de Antonia), pues sus intervenciones sostuvieron los momentos más notables de la puesta.

Con un montaje minimalista, apoyado por el juego de luces y una gigantografía aludiendo a personajes diversos de la historia latinoamericana, Jardín de Pulpos refleja la pérdida, el exilio y el olvido, que se conjugan con los sueños de un hombre profundamente tocado por ciertos acontecimiento que han marcado su vida. A su vez, completan el elenco Diana Rosas, Kevin Velarde, Mónica Cava, Liz Godoy y Sebastián Lazo, quienes estuvieron correctos en sus ejecuciones.

Una obra que resalta la memoria y el recuerdo, especialmente en tiempos de represión y conflicto. Invitando a la reflexión, a través de metáforas y diálogos sin sentido aparente, que esconden dolorosas verdades y un pasado que se ha quedado en la memoria de los sueños.  

Maria Cristina Mory Cárdenas
13 de septiembre de 2018

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