El teatro y sus actrices, como la vida (o más) que la vida misma
En el teatro nada es casualidad y esta obra no es ajena a esto.
Una aspirante a actriz se encuentra preparándose para un casting y convoca a tres actrices para conocer más a Encarna Ribera, el papel que quiere representar, una estrella renombrada del pasado para estas intérpretes.
No es casualidad que el director Alberto Isola haya elegido para Actrices a Sandra Bernasconi, Natalia Torres Vilar y Ximena Arroyo, hijas de Lucia Irurita, Lola Vilar y Sonia Seminario, grandes intérpretes del teatro peruano, para representar esta obra. Hijas de actrices en la vida real, representando los roles de actrices, logran que el espectador tenga una mayor conexión con los personajes.
Vemos el detrás de cámaras del teatro, aquello que los espectadores desconocemos, porque nos quedamos con el glamour de las tablas y no con lo que sucede detrás de ellas. Amistades que son también enemistades, competencia que no siempre es leal, y las envidias del éxito que esto provoca logran dar a conocer, de manera más profunda, cómo se tejen estos vínculos, en donde las mentiras, engaños y provocaciones son hilos conductores.
En un montaje sobrio con un elemento visual que nos genera imágenes desde el inicio y luego podemos ver en escena, destaca la actuación de Torres Vilar, con una fuerza importante en escena que logra articular bien la obra.
Es una obra ligera y divertida que está buscando asentarse en una profundidad, que en las próximas fechas estoy segura logrará (asistí al segundo día del estreno).
Alejandra Sierralta
18 de agosto de 2024
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