martes, 2 de enero de 2024

Crítica: EDIPO REY


Oráculos contemporáneos

La historia de Edipo Rey es, sin duda, una de las más vigentes en la historia del teatro occidental. Estoy segura de que nuestros lectores habrán tenido la oportunidad de conocer las vicisitudes de dicho personaje, e incluso habrá podido ver alguna puesta en escena relacionada. La vigencia y versatilidad de su trama hace que, hasta el día de hoy, tengamos la opción de ver distintas propuestas artísticas de Edipo Rey. Una de las más recientes versiones estrenadas en la escena local fue dirigida por Carlos Delgado, con la asistencia de Mauricio Coronado, estrenada en El Galpón de Pueblo Libre. El elenco en dicha ocasión fue conformado por Tahira Castro, Sebastián Contreras, Andrea De La Cruz, Katherine López, Maricielo Pérez, Lizett Sifuentes Gayoso y Fernanda Vizcarra.

Edipo, rey de Tebas, busca una solución ante la agonía de su pueblo a causa de una peste mortal. El Oráculo de Delfos le revela una predicción, la cual desencadena un gran conflicto interno sobre su pasado y sus verdaderas raíces. El elenco se caracterizó con vestuarios neutros, de modo que cada actor y actriz pudo representar distintos personajes a lo largo de la representación. Además, durante todo el montaje, el elenco cumplió la función de un coro testigo de cada acontecimiento. Esta obra fue una adaptación de la original, seleccionando fragmentos significativos de la historia.

La corporalidad lograda por los actores fue adecuada para las exigencias de la representación, incluyendo la especificidad para cada desplazamiento escénico. Sin embargo, un aspecto de mejora en todo el elenco fue la apropiación del texto. Una aparente desconcentración provocaba tropiezos en la dicción de los actores, de modo que algunas líneas quedaron “botadas” o sin entenderse propiamente. Este factor fue muy distractor a lo largo de la representación, por lo que fue difícil atender el desarrollo de la historia. En consecuencia, el ritmo del montaje cayó.

Esta propuesta respetó el lenguaje clásico de los textos seleccionados. En ese sentido, es interesante exponerse a lo que dichos diálogos pueden provocar en el espectador en estas épocas. Es posible generar identificación con Edipo en aquel viaje interno que el personaje se ve obligado a atravesar cuando se entera de aquel oráculo. Desde nuestra historia personal, estoy segura de que habrá estímulos que despertarán cuestionamientos acerca de dónde venimos, o sobre cómo mejorar constantemente como personas, solo por mencionar algunos ejemplos. No defiendo del todo que se utilicen versiones del texto con lenguaje tan clásico; sin embargo,  rescato que la vigencia de esta propuesta se encuentra en estimular el ser consciente de aquel “oráculo” que cada persona tiene, aquel disparador de cuestionamientos que pueda resonar con nosotros en este momento.

Stefany Olivos

2 de enero de 2024

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