martes, 2 de enero de 2024

Crítica: EL HADA DE LAS FLORES


Garabatos de una refrescante propuesta de títeres

El teatro para la infancia en este 2023 ha sido interesantemente más vigente de lo que se ha visto en la escena teatral. Las propuestas ponen sobre la mesa temas y emociones universales, con los que tanto grandes como pequeños pueden empatizar con facilidad. Uno de aquellos montajes fue El Hada de las flores, un cuento en teatro de títeres que visibiliza temas como el cuidado de la naturaleza, el sentido del compañerismo, entre otros. La propuesta estuvo a cargo del grupo Gato Garabato, y contó con las participaciones de Enrique Saco Vertiz y Jane Yogi. Ambos artistas le dieron vida a Raúl, Roberto, el Hada de las flores y el Ogro del bosque, personajes de esta historia.

Roberto y Raúl buscan iniciar un negocio, aunque no deciden en qué rubro. Mientras tanto, un ogro está buscando flores para hacer una pócima con la cual convertirá a los niños y niñas en sapos y culebras respectivamente. El hada ayudará a los peculiares socios, en medio de un divertido cruce de sucesos y propósitos. La obra apunta a la participación constante del público, por lo que el desarrollo de la historia resultó bastante dinámico. Es interesante cómo los titiriteros lograron captar la atención del público, especialmente de los infantes, gracias a la manipulación minuciosa de los títeres. Las calidades de energía de cada personaje se diferenciaban entre sí, un aspecto destacable del montaje. La voz colocada en cada personaje fue notablemente distinta entre ellos, denotando así un nivel de especificidad alto en la representación. Un tercer aspecto importante de El Hada de las flores es la interacción con el público antes, durante y después de la función. Este recurso permitió que se realizaran comentarios o intervenciones con los espectadores de forma más personalizada, sacando más de una risa en el proceso. De esta manera, este montaje resultó en un producto escénico acogedor para grandes y chicos.

Este proyecto es un claro ejemplo de un uso eficiente de recursos escénicos, comprobando nuevamente que “menos es más”. Con pocos utensilios bien acondicionados, se logró un producto escénico que tranquilamente podría montarse en espacios distintos. No obstante, la puntualidad para iniciar el espectáculo es un punto de mejora para este grupo, pues se notó que se quiso dilatar el tiempo de inicio por razones casuales. Después de la obra, los titiriteros se acercaron a cada persona asistente, saludando y agradeciendo el haber sido parte del espectáculo. Rescato este gesto, porque el común denominador suele ser que se interactúa mayormente con los niños del público; en cambio, El Hada de las flores sostuvo un espectáculo teniendo en cuenta a cada miembro asistente.

Stefany Olivos

2 de enero de 2024

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