martes, 12 de septiembre de 2023

Crítica: TERCERA LLAMADA – AGOSTO


Exacerbadamente exprés

Un mes más, el Teatro Barranco ofrece tres obras cortas, cada una con intervalos de 10 a 15 minutos, donde el público puede consumir lo que el establecimiento ofrece, así como también interactuar con los asistentes antes, entre y después de cada obra compartida. En esta experiencia hay de todo un poco: la bienvenida con una bebida, alimentos, anuncios publicitarios, música, aplausos, drama y demás agregados que sobreestimulan al público, lo cual puede convertirse en un arma de doble filo. 

En ese sentido, ¿En qué puedo atenderlo? nos ofrece una trama bastante lúdica como atractiva, con una problemática jocosa que atrapa al público por su sencillez y cotidianeidad que concluye abruptamente; pero dadas las circunstancias sobrenaturales, se percibe verosímil. Destacando así la acción dramática, la cual nos mantiene todo el tiempo en vilo. Gracias a la enérgica interpretación de Devora Merino, quien se desdobla y juega a partir de imágenes vocales y la enigmática presencia de Aníbal Lozano. Además, manejan una oportuna, pulcra y concreta dirección escénica que llega de la mano del anteriormente mencionado. Así pues, la propuesta de espacio y tiempo se captan con claridad mediante la iluminación escénica e interpretación de los actores. No obstante, algunas de las intervenciones de Lozano se desaprovechan por el volumen de voz, en relación a la acústica de la sala teatral. Sin embargo, la trama no se pierde debido al buen manejo de los cuerpos actuantes que se encuentran entregados a la acción correspondiente.  

Por otro lado, la segunda propuesta, Una buena abogada, es insípida, predecible y carece de acción. Los actores manejan un código de actuación totalmente en contraste, si bien hay un intento por acercarnos a dos personajes, estos se encasillan en lo anecdótico, lo discursivo, descuidando así su quehacer escénico con el compañero y para con el público. En cuanto a dirección, la escena se vale inicialmente de material audiovisual, pero solo como decoración. Y la música que el establecimiento comparte en los intervalos entre obra y obra continuaba durante la escena obstruyendo todo el trabajo de la actriz y actor. Los cinco primeros minutos actuaron para ellos mismos, porque el Te felicito, qué bien actúas de Shakira no permitía siquiera adivinar la información que compartían los actores. Este tipo de detalles conllevan a que las propuestas escénicas se perciban descuidadas, faltas de poética y sentido. La cuestión es: ¿Con que finalidad estaría montada esta obra?

El espectáculo salda la experiencia con Corralito, donde Claudio Calmet y Daniella Stornaiuolo interpretan a una pareja de novios en apuros con solvente aplomo y matices que sostienen en constante estado lúdico de inicio a fin. La trama es amena, entretenida, cuestionadora y la dirección escénica ha sabido aprovechar las herramientas espaciales tanto como las cualidades de sus actores. De esta manera, se disfruta de la entrega al juego por parte de Calmet y la perfecta compañía que ha realizado Stornaiuolo quien todo el tiempo está alerta, con una ligera sensación de improvisación y en caso de haber sido aplicada, las felicitaciones por tan alta escucha entre ambos intérpretes, porque por donde se les viera encarnan a una entrañable pareja disfuncional con la que cualquiera se podría identificar.

Conny Betzabé

12 de setiembre de 2023

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