lunes, 11 de septiembre de 2023

Crítica: FICCIÓN PARA ADULTOS


Sobre el peso de nuestras insatisfacciones

Ficción para adultos es una obra de Brian Richard Mori, dirigida por Diana Moscoso y protagonizada por Leonardo Torres Vilar y Gabriel Poémape. Una obra divertida, pero cargada de sensibilidad y profundidad, donde nos adentramos en la bondad de Don, un hombre lleno de insatisfacciones, que busca darle consejos de vida a Michael, un joven inexperto e inocente que está en pleno camino hacia la madurez.

El trabajo de Torres Vilar, la construcción del personaje y su entendimiento del texto, es excepcional. Parece ser una construcción que parte desde las motivaciones internas: los problemas de su pasado, los errores cometidos y la constante autodestrucción y resignación por trabajar en una tienda pornográfica. El texto da muchísima información sobre el personaje en los diálogos extensos, casi monólogos que tiene. Estamos ante un hombre con una necesidad de amar y ser amado, y por tanto de ayudar a otros -en este caso a Michael- desde la advertencia y el reconocimiento constante de que en la vida hay que saber tomar decisiones. Torres Vilar aprovecha estos textos otorgándoles una intención clara, sin dejar de lado ese conflicto interior que persigue al personaje.

Por el lado de Poémape, vemos que hay un trabajo interesante respecto a la construcción externa del personaje y desde ahí es capaz de darle cierta profundidad a medida que avanza la obra. Esta construcción está llena de detalles; microacciones que aportan particularidad a un personaje sencillo en sus principales motivaciones. Sin embargo, estos constantes movimientos desdibujan un poco su presencia en el escenario y llegan a entorpecer por momentos su acción principal. Cosa muy distinta luego del regreso del personaje a la tienda, y más aún en su última entrada donde, con un Don destruido por la confesión indirecta de su profesión, no le queda más que estar presente, liberado de estos movimientos constantes, dedicándose a estar en escena, escuchando a Don y haciéndose escuchar también. Aquí Poémape logra un momento poderoso: expresar la fragilidad de un Michael que se sabe inexperto y que necesita ayuda para poder entender las implicancias de sus acciones. Es ahí dónde logré ver al personaje y esa conexión que venía desarrollando con Don. Y eso se agradece.

Ambos actores logran mantener una dinámica entretenida y entrañable. Se entienden muy bien en el escenario y es lo que el texto pide de ellos. Logrando mostrar aquello que une a ambos personajes: la búsqueda del amor. En ese sentido, la labor de dirección de Moscoso es intuitiva y de gran potencial; ha sabido guiar a los actores, ayudándolos a aprovechar tanto el texto como los elementos que se disponen en el escenario para acrecentar la relación de ambos personajes.

Con respecto a la escenografía, es un acierto mantener la sex shop como el espacio donde se desarrolla toda la obra. Recordemos que se trata de una comedia o, si se le quiere dar más peso a los discursos de ambos personajes, un drama con tratamiento humorístico. Y poder visualizar a ambos personajes en este negocio, con la intervención constante de personas afines al contenido para adultos, no deja de ser una contradicción amena frente a los ideales morales que manejan. Las intervenciones de los personajes secundarios son claras, precisas y aportan dinamismo y humor al montaje. Así, la puesta termina mostrándose sólida, con momentos de mucho humor pero también respetando los espacios de tensión. Solo queda felicitar al elenco y todo el equipo detrás de la realización de la obra.

Omar Peralta

11 de setiembre de 2023

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