¿Cuánto buscamos nuestro lugar en el mundo?
Pablo Messiez es un director de escena, dramaturgo y actor
argentino con una amplia vivencia en el quehacer escénico; ahora se hace
presente en la cartelera limeña con una pieza de su autoría, Los ojos, en el centro Cultural de la
Universidad Pacifico y dirigida por Martin Guerra. Cabe destacar que los textos
desarrollados por Messiez son de una profundidad emocional bastante personal y
existencialista, como se siente en cada uno de sus personajes; quizá no sea
coincidencia que su primera obra estrenada en Madrid se llamase Muda, cuya protagonista vive en un total
silencio y que hable de la profunda soledad que vive cada uno de sus personajes
y cómo intentan escapar de ella.
En Los ojos, con
claras referencias a la novela Marianela
del escritor español Benito Pérez Galdós, la trama gira en torno a la relación
entre cuatro personajes y su necesidad de tener un lugar especial en la vida de
alguien, de cambiar algo que no aceptan para darle un sentido a su vida. Tenemos
a Nela, una chica enamorada de Pablo, ciego de nacimiento; la madre de Nela,
Natalia, que no puede aceptar, ni mucho menos soltar, un vínculo que ya
pertenece al pasado y que ha elegido para definir su vida y la de su hija. Cuando
tienes tanto dolor y resentimiento dentro, pues lo más probable es que lo
salpiques a quien más deberías amar, porque sientes que se te ha negado la
felicidad. Por lo tanto, Nela ha aprendido a ser una chica muy insegura y con
un complejo grande sobre su autoconcepto; a todo esto se suma que llega al
pueblo una oftalmóloga, Chabuca, quien asegura que puede devolverle la vista a
Pablo, lo cual atenta obviamente contra los intereses de Nela, ya que está
convencida que si este recobra la vista dejará de quererla y necesitarla de
inmediato.
Lo más interesante de esta puesta en escena es que, en
cuanto a dirección, se consigue tener un muy buen ritmo de las escenas, que
hace que la puedas vivenciar como muy personales. Quién no ha pensado alguna
vez qué es lo mejor para alguien a quien “amamos” o que tenemos las respuestas
a los sufrimientos de los demás. Cuántos de nosotros nos vinculamos
afectivamente con alguien, pensando que nuestros conceptos aprendidos del amor
deberían también pensarlos o sentirlos igual nuestras parejas. Y vamos entonces
con conceptos equivocados al relacionarnos e inventamos toda una realidad, y entonces…
enceguecemos. Estos cuestionamientos lo representan muy bien los actores sobre
el escenario: Alejandra Guerra, Daniela Trucíos, Brian Cano y Lucia Caravedo; a
destacar la labor y fuerza de Guerra.
El escenario ayudaba muchísimo a entender cómo nuestros
sentidos pueden engañarnos y nos engañan continuamente, muebles a medio
terminar, la tierra que atraviesa el espacio, todo a la vez no sabes si está
muriendo y/o naciendo. No puedes confiar en lo que ves, porque todo lo que
vemos está teñido por cómo hemos aprendido en nuestro contexto histórico, que
de no ser conscientes de este, pues pasará a definirnos y por lo tanto, definir
todo lo que nos rodea. Finalmente, la obra reflexiona acerca del concepto
filosófico del eudemonismo, todo lo que estamos dispuestos a hacer para
alcanzar aquello que llamamos felicidad. Recomendada.
Manuel Trujillo
3 de setiembre de 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario