Túnel hacia la libertad
"El héroe nunca llevó a cabo lo que dijo
que iba a hacer...
Su heroicidad no tiene trascendencia práctica...
Pero cada tarde viene, se sienta ahí
no pide un plato de comida, no,
solo pide que escuche una nueva aventura,
entonces mi alma se llena de alegría,
y el regocijo que me produce escucharlo
colmará mi espíritu hasta el fin de mis
días."
Arístides
Vargas, uno de los fundadores del Grupo Malayerba (una de las agrupaciones más importantes
del teatro latinoamericano), es el autor del texto. Arístides es un actor,
director y dramaturgo argentino, que las circunstancias convirtieron en víctima
de un exilio forzado, por lo que su obra está marcada por el desarraigo y la
recuperación de la memoria. Sus obras más emblemáticas, como Nuestra señora de las nubes y Jardín de pulpos caen dentro de este
tipo de teatro.
La razón blindada presentada por el Grupo Malayerba en el 2006 está inspirada en el
clásico Quijote de Cervantes, así
como en los escritos de Kafka en La
verdad sobre Sancho Panza, pero sobre todo en las experiencias de su
hermano Chicho Vargas en la prisión de Rawson, donde estuvo recluido durante
ocho años por haber dado un curso de teatro callejero en La Rioja. En esa
prisión, los presos solo podían juntarse los domingos y cuando lo hacían se
reunían de a cuatro. En este lugar, donde se representaban funciones teatrales,
unos hacían de actores y los otros de público. La obra muestra ese escape de la
realidad a través de un "túnel intangible" a una libertad, que debe
estar blindada y protegida, ya que es la única que les queda y no pueden
arrebatar.
Bajo
estos antecedentes, los alumnos del tercer año del programa de arte dramático
del Club de Teatro de Lima tomaron en forma ambiciosa esta obra, para ser parte
del montaje final que realizan. La dirección corre a cargo de Josefo Palomino.
En
principio, la obra es para dos actores, por lo que al tratarse de un grupo
grande se optó por hacer que los actores vayan cambiando a lo largo de las
escenas y para darles participación a todos, se agregó un coro que servía para
enfatizar las palabras de los personajes. Si bien agregar un coro sirvió para
hacer más llamativa la puesta, se pierde el carácter intimista que tienen los
diálogos y eso se agranda aún más, ya que al ir cambiando los actores se pierde
la empatía que el público siente ante el dolor de los personajes. Entiendo que
el objetivo de la puesta es ver el progreso de los actores y en ese sentido,
creo que cumple su función, pero se pierde el mensaje de la obra, por lo que la
última escena no es tan potente como ameritaba ese texto final.
La
escenografía es simple: se opta por dar espacio a los doce actores que
participan en el montaje, las luces mantienen ese tono lúgubre y separan con un
oscuro total el pase de una escena a otra, pero que al ser muchos los actores
sirve también para que encuentren sus posiciones y personajes.
Me
gusta ver a elencos grandes en el escenario, y es algo muy común en los
montajes de alumnos en formación, pero también la obra seleccionada debe ayudar
y no ser una limitante para conseguir un producto final más logrado. Algunas
participaciones me parecieron muy interesantes, pero creo que lo mejor a
destacar es la cohesión como grupo. Espero ver pronto a varios de ellos en
diferentes montajes en la cartelera limeña.
Ulises Cabanillas
21 de septiembre de 2023
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