La distancia como obstáculo en la creación
del intérprete
Un aspecto particular del texto de una obra
de teatro es la adaptabilidad a un contexto y público específico en un tiempo
determinado. En ese sentido, una obra escrita en 1989 podría ser adaptada a un
contexto del año 2020. Este es el caso de la obra ¡A ver, un aplauso!, escrita
por el dramaturgo Cesar de María y producida por RECUENTO Producciones. Además,
esta creación artística cuenta con las interpretaciones de Carla Arriola,
Joaquín Escobar, Víctor Dávila y Santiago Suarez, bajo la dirección de Jonathan
Trucios. Asimismo, la obra se transmitió vía online y en directo a través de la
plataforma Zoom.
¡A ver, un aplauso! es la historia de dos
payasos callejeros llamados Tripaloca y Tartaloro, quienes se presentan en un
parque de Lima. En una ocasión, los alguaciles de la muerte llegan para llevarse
a Tripaloca tras ya varios avisos realizados. Por tal motivo, los artistas
callejeros buscan engañar a estos alguaciles, también vestidos de payasos, para
que no se lleven a Tripaloca a causa de la tuberculosis. En ese sentido,
Tartaloro busca la gran excusa de que su amigo está escribiendo un libro acerca
de su propia vida, motivo por el cual aún no es momento para llevárselo y que debería
seguir viviendo. También, para lograr contar la vida de Tripaloca, los
payasitos tratan de amenizar los pasajes de la vida de este, teatralizándola.
En el teatro o cualquier producción
audiovisual, cada elemento u objeto teatral forma parte de la composición total
de la obra. En la creación dirigida por el joven director Trucios, los intérpretes
se enfocaban con una videocámara desde puntos distintos. Asimismo, los
personajes también se encontraban en diferentes lugares y cada uno tenía un
fondo de color distinto. Dados estos datos objetivos de la experiencia, la cual
pertenece a un todo, se entendía que los personajes sabían que no estaban en un
mismo lugar. También eran conscientes de que estaban siendo grabados por una
videocámara y rompían la cuarta pared. Sin embargo, los intérpretes no
construyeron la atmósfera para que se dé toda la situación. En ese sentido, no
se entendía si ellos interactuaban con un espectador que se encontraba en la
calle o en su casa. Además, si no estaban en el mismo lugar por el fondo de
color que tenía cada uno de ellos, se tornaba inverosímil que la muerte
simplemente observara a Tripaloca desde un punto y no vaya en su búsqueda, si
su objetivo era llevárselo.
Por otro lado, la obra textual del
dramaturgo se presta para jugar y explorar en cada situación. En este caso, la
distancia entre los actores no les permitió conectarse vivencialmente para la
creación de juegos escénicos. Así, gran parte de la obra se tornó monótona durante
la mayor parte del tiempo diegético. En resumen, el trabajo de los intérpretes
es una forma de trascender combinando lenguajes audiovisuales y teatrales. Sin
embargo, también es importante la interacción física entre los personajes para
generar la atmósfera que la obra requiere.
Elio Rodríguez
19 de julio de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario