“Hay una receta mágica para traer público: trabajo”
“Yo siempre fui una chica muy tímida, me mirabas mucho y
lloraba”, afirma sorpresivamente Pilar Astete, ganadora del premio de la
encuesta propuesta por Oficio Crítico como la mejor actriz de reparto por su
hilarante participación en Dra. Ana L. (2019). “Siempre quise ser actriz, pero
no tenía el valor, me da mucha vergüenza y además, era bastante pobre”. Pilar
se animó a contarle a su mamá que quería dedicarse a la actuación. “Me dijo que
no tenía plata, que éramos pobres y que era obesa”, recuerda. “Un poco que me
destruyó el alma, pero me dijo que era muy inteligente, que tenía un buen
puesto en el colegio y que para qué estudiar tanto si iba a ser actriz”. Pilar
reflexionó y se decidió a estudiar Educación Inicial. “Terminé toda mi carrera,
pero en algún momento cuando estaba en segundo año, tuve un amigo que quería
que le haga un aprestamiento a sus alumnos en San Juan de Lurigancho”. El joven
pertenecía a un taller de teatro, dirigido por Ramón García. “Él estaba
haciendo labor social ahí, ayudé a mi amigo y de tanto ayudarlo me aprendí la
letra del personaje y Ramón me dijo que debería ser actriz.”
Primeros estudios
Pilar nunca antes había ido al teatro, por eso recuerda mucho
la primera obra que disfrutó. “Era 1997, entré una ver una obra llamada
Calígula contra proceso; eso me marcó, me enamoré del chico que había hecho de
Calígula, fue una delicia de la vida”. Pero grande fue su sorpresa al descubrir
que dicho personaje había sido interpretado por la extraordinaria Sofía Rocha.
“Yo me la comí, pensé que era un muchacho, tenía una voz imponente; entonces me
dije que yo tengo que hacer eso alguna vez en mi vida.” García le recomendó a
Pilar ir al Museo de Arte de Lima, en el que había cursos económicos para
estudiar Teatro. “No sé cómo hizo, pero me dieron media beca o algo por el
estilo y acabé yendo a su clase”. Es ahí donde se entera de la existencia del
TUC. “Yo no tenía ni idea del TUC, vivía en Barrios Altos, en una zona muy pobre,
pero Ramón me regaló un prospecto, mi hermana me apoyó e ingresé”.
A la cabeza del TUC, cuando Pilar ingresó, estaban los
destacados Willi Pinto y María Luisa de Zela. “Me marcaron en un sentido
actoral cuartelero (ríe), pero me dieron una disciplina increíble, que me ha
servido para todos los aspectos de mi vida; la ética, la disciplina, la
puntualidad, el compromiso que uno tiene que tener.” Y es que el verdadero
compromiso, a veces, es difícil de encontrar al 100%. “Es tener un compromiso
de principio a fin, así no te guste, así la idea salga mal, la tienes que
terminar; eso me marcó muchísimo y es lo que yo les enseñó a mis alumnos.”
Pilar salió del TUC, con comprensible temor, ya que no sabía
qué hacer. “Mi hermana, que ya murió pero es mi ángel guardián, me avisó que
había un Escuela de Talentos en Frecuencia Latina”, recuerda. “Fui súper tarde,
en la segunda convocatoria, la cola ya daba tres vueltas a la manzana, pero en
la puerta del canal había una chica de mi barrio y me hizo pasar y me inscribí." Previsiblemente, Pilar pasó la prueba y pasó a formar parte del mencionado
elenco. “Fue lo máximo en mi vida, porque fui becada y tuvimos contrato de exclusividad
por cinco años; una chica pobre como yo nunca lo había esperado, fue una
alegría.” La mayoría de colegas de su promoción sigue en actividad, como
Liliana Alegría, Gerardo Zamora, Giselle Collao, Mariela Zanetti, Pietro Sibille,
Claudia Rúa y Marietta Tonsmann, entre otros. Y además, esa “obesidad” fue
desapareciendo con los años. “Con ayuda del TUC fui perfilándome que hasta Acrobacia
y Danza contemporánea he hecho con Mirella Carbone en la Escuela de Talentos y
en algunos talleres con Morella Petrozzi”.
Maestros y aprendizajes
Uno de los maestros que tuvo Pilar fue el destacado Alberto
Isola. “Yo tenía mucho miedo, pero Alberto siempre me decía que sea ‘naturalito
nomás’; ustedes aprendan el texto; el texto es un pretexto, ‘naturalito nomás’,
recuerden”, repetía siempre. “Decía que los actores tenemos la tendencia de ser
histriónicos al hablar; con él aprendí que teníamos que ser lo más natural
posibles, me volví más o menos ‘naturalita nomás’ (ríe); él hace mucho énfasis en la creación del personaje, de manera integral sin perder naturalidad”. Si bien Pilar asegura
ser una actriz con inclinación al drama, le resulta extraño que la llamen para
otro tipo de personajes. “Me llaman siempre para personajes estereotipados de
p***, siempre me dan personajes cómicos; pero si yo no soy graciosa, yo soy
seria.”
Asumiendo y procesando la situación, Pilar encontró una
escuela en la que literalmente hizo de todo: La Divina, Escuela de Comedia, que
duró dos años, con una sola promoción y funcionó a la par que Ketó, Escuela de
Impro. “La currícula era extraordinaria, lástima que no funcionó, sabe Dios por
qué; el director era Sergio París y ojalá algún día la vuelva a hacer”,
refiere. “Aprendí todas las herramientas de la comedia, la comedia del arte, el
bufón, el clown, stand-up, impro; me enseñó Pold Gastello, Grapa Paola y Paco
Caparó.” Estos maestros le ayudaron mucho a Pilar a ir puliendo su talento,
especialmente Paris y Caparó. “Sergio París es un tipazo como persona, como
profesor es un tirano, es bien tosco; pero le doy mil gracias que haya sido así
conmigo, porque cuando te vas por las ramas, no se entiende; y él era muy de
centrarte, eso me gusta mucho y siempre se lo voy a agradecer." Además, refiere
Pilar, Paris les tiene mucha fe a sus alumnos. “Y eso habla muy bien de él.” Sobre Caparó, Pilar asegura que tiene un “nosequé” que todo profesor debería
tener. “Él personaliza su enseñanza, trata a cada alumno como debería ser
tratado, le da lo que necesita, no tiene una clase estándar para todos, y
siempre mezcla las enseñanzas con juegos en tono de sorna, de burla, pero entre
broma y broma, la verdad se asoma.” Pilar asegura que con Caparó aprendió a
amarse a sí misma. “Me enseñó a amar todos mis defectos y aceptarme así, todo
el mundo me decía densa, porque era muy renegona, quería todo perfecto y él me
decía que tenía que aceptar que era densa para que deje de serlo y dejé de serlo
(ríe).” Actualmente, Pilar aplica casi el 70% de la enseñanza de Caparó en sus diversas
clases, como coach ontológico y terapeuta en Constelaciones Familiares y Director
Psicodramatista.
Experiencias en actuación y dirección
Sobre el divertido montaje de Dra. Ana L. dirigido por
Michael Joan, Pilar comenta que había conocido previamente a Joan años atrás en
Ketó y posteriormente volverían a encontrarse en la temporada de Kontenedores
en el verano pasado. “Me gustó mucho su trabajo, luego él me avisó que tenía un
taller de creación y que no tenía espacio y yo le vendí el mío, Sobre Tablas, fui
a su curso, enseñó lo que tenía que enseñar y al final, fuimos tirando temas para
una muestra final y será que energéticamente todos necesitábamos algo sexual (ríe)”.
La trama de Dra. Ana L. involucra a la sexóloga del mismo nombre y a una de sus
terapias grupales. “Habían algunos chicos jóvenes que no habían hecho teatro,
otros más viejos, un mago; así que empezamos a equilibrar y lo armamos, pero
todos tenían personaje, menos yo.” Finalmente, se acordó que Pilar debía ser la
asistenta de la doctora. “Fui la empleada metiche, pero elegante, y ahí le pusimos
picardía y cosas; todos los chicos aportaron para la creación colectiva y el
libreto lo hizo Michael, que es muy capo, es muy inteligente, buen actor,
dramaturgo y gestor sobre todo.”
“Yo creo que lo más importante en un director es que sea
honesto, transparente, respetuoso y tiene que ser directo, tiene que ubicar qué
quieres tú como actor”, asegura Pilar. “Yo, como directora encuentro una línea
media cada vez que trabajó con mis alumnos, es un proceso, es de menos a más:
en la primera clase, les hago juegos, ejercicios de confianza y poco a poco los
voy metiendo al ruedo; a la cuarta parte del proceso, les pregunto si están
cómodos, si alguien tiene algún fastidio con la música, con la ropa, con los
compañeros; si nadie lo habla, yo avanzó, pero siempre los estoy mirando, tengo
mucho cuidado con eso.” Además, ya le ha pasado que algunos de sus alumnos
cruzan esa línea que los separa de la dirección del taller. “Respeto a todos,
hombres y mujeres, y me ha tocado trabajar, por ejemplo, en la UNI: una mujer
como yo, de mediana edad y qué se me ve decente todavía (ríe) y esos muchachos
de 18 a 25 años que están en toda la efervescencia… yo me agacho un poco más, y
me están mirando las tetas o el trasero; mirar no está mal, pero hay que ser
prudente.” El respeto entre profesora y alumnos debe mantenerse a toda costa.
“Me tienen que respetar, porque soy su profesora, se tienen que respetar entre
ellos; si no les gusta, los invito a que se vayan; tienes que ser directo
honesto y transparente, siendo honesto no hay ofensa.”
La mística del actor y el esquivo público
“Pienso que el actor nace, no se hace”, asegura Pilar. “He
visto procesos de mucha gente que tiene mucha técnica, pero les falta esa llama
de adentro para ser actor; pero también debería tener lo básico: disciplina,
responsabilidad y compromiso." Evidentemente, no se trata de solo preguntar de
qué trata el proyecto y cuánto se va a ganar. “Se está viendo la conveniencia,
pero no tan al extremo; hay gente que acepta, porque no tiene nada más, pero sale
algo mejor y lo deja; eso está mal, tienes que tener compromiso de principio y
fin; así no te guste, te la bancas.” Y es que al final, lo único que tiene una
persona y que nunca puede perder es su compromiso y su palabra. “Su ética, si
eres una persona comprometida, tienes palabra.”
En los últimos años, se ha visto una peligrosa disminución
de público en las salas. “Hay una receta mágica: trabajo”, sentencia Pilar. “Tienes
que trabajar, yo he hecho puras obras pequeñas, en teatros pequeños, con público
entre 60 y 80 personas y he tenido mis funciones llenas siempre.” Y esto
sucede, porque Pilar asume su responsabilidad de llevar público a la sala. “Porque
me desgañito, voy de un lugar a otro, con ofertas, hago mi trabajo; claro, me
canso horrible, me da vergüenza a chorros, me fastidia harto, pero es mi
trabajo.” Desde que tenía 17 años, afirma Pilar, sabía que no iba a percibir
mucho dinero del teatro. “Y ahora, que soy gestora cultural, tengo que pagar
prensa si quiero reconocimiento; si quieres que la gente vaya, tienes que tener
gente que te ayude con la venta; el teatro no se va a llenar, porque tienes un
premio o muchos contactos, ¡tienes que hacer tu chamba! Es difícil, pero no
imposible.” Incluso para ir a las obras de teatro de los compañeros, Pilar
forma un grupo para pedir un descuento en la entrada. “Voy encontrado mis
estrategias.”
En el espacio en donde se presentó Dra. Ana L., solo
entraban 55 personas. “Michael me decía que qué pasaba si la gente no viene; yo
le digo que tenemos 10 actores, ¡cómo la gente no va a venir! Que cada uno
traiga cinco, diez y así llenemos sala.” Pilar prácticamente obligaba a los
actores a promover la obra. “Los chicos trajeron gente y si bien la producción
fue colectiva, yo era la antipática, era la más realista, pero cada uno hizo su
chamba.” Actualmente, Pilar tiene la responsabilidad de dirigir un colectivo
teatral. “Creo mucho en las energías del universo, tanto quería un colectivo
que apareció, se llama Colectivo 360, hicimos click y ahora los estoy
dirigiendo.” En mayo será la temporada; mientras tanto, sigue como directora de
Sobre Tablas en Barranco. “Somos tres socios, lo que nosotros queremos es abrirle
las puertas a los que quieran hacer su obra o un curso-taller; ¡cuántas veces yo
he querido hacer un curso, he tenido que pagar una millonada en a tener un
espacio!” Por otro lado, tiene algunas propuestas en televisión; actualmente graba
la novela Chapa tu combi y ya hace algunos años viene participando en las
series de Del Barrio Producciones, como Señores Papis, Vacaciones en Grecia, entre
otras; sin descuidar sus proyectos de labor social. “Siento que soy una
bendecida de la vida, no soy famosa (todavía), pero sí soy muy famosa con la
gente con la que hago obras de bien social.” Pilar se muestra muy agradecida
por el reconocimiento de Oficio Crítico. “Fue la experiencia más maravillosa de
mi vida, no sabes cómo agradezco a Oficio Crítico que se haya fijado en mi
trabajo y en las palabras tan bonitas que tuvieron para mí”, finaliza.
Sergio Velarde
11 de febrero de 2020
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