sábado, 27 de junio de 2020

Crítica: DESDE LA CAVERNA


Las consecuencias del encierro

Acaso lo más realista de una propuesta virtual como Desde la caverna, dirigida por Gianiré Rosalino y Emmanuel Caffó, sea el de presentarnos descarnadamente el abismo psicológico al que peligrosamente podemos acercarnos si no encontramos estrategias para hacerle frente a esta chocante nueva “normalidad” a la que nos tiene condenada esta pandemia. Un hombre (David Otazú) vaga solitario por su confortable departamento sin rumbo fijo, movido por extrañas sensaciones (muy probablemente producidas por el aislamiento impuesto) y que lo hacen ejecutar acciones más extrañas aún, mientras observamos cómo pierde progresivamente la cordura. Presentada como una acción dramática a través de la plataforma Zoom, esta performance virtual de la productora Punto y Coma – Teatro es una curiosa reflexión acerca de la fragilidad de nuestra psique ante situaciones que escapan de nuestro control.

Y se mencionaba anteriormente que este aspecto era lo más realista de la puesta, ya que la filmación en sí de esta acción escapa a cualquier atisbo de realidad. Si en prácticamente todas las producciones virtuales que vienen presentándose en la red se realizan desde cámaras estáticas o móviles pero afincadas en la “realidad”, en Desde la caverna la cámara se encuentra en una perspectiva cinematográfica tradicional, es decir, el “camarógrafo” sigue al personaje a lo largo de su periplo, sin que este se percate que está siendo observado. De entrada, este detalle resulta muy rescatable (al menos por el momento, mientras la comunidad teatral se encuentra en plena etapa de experimentación en redes) y es explotado con acierto hasta cierto punto, encontrando algunos ángulos de cámara interesantes, es cierto, pero que pudieron haber sido mucho más arriesgados, aprovechando todas las posibilidades del espacio de acción.

Por otro lado, un verdadero acierto resulta la actuación de Otazú, muy creíble en su desmoronamiento psicológico, ejecutando con convicción sus acciones, sin que estas parezcan marcaciones. Además, reza en la nota de prensa del espectáculo que “un espectro llamado Mariano vaga en secuencias, en espacios convencionales de lo que representa su casa…” Pero queda la duda: ¿Quién es Mariano? ¿El hombre o el ente que lo sigue por el departamento? Más allá de respuestas claras y afincadas en la realidad, Rosalino, Caffó y Otazú nos ofrecen un cúmulo de fuertes emociones, como la ansiedad y la desesperanza a las que nos hallamos todos expuestos actualmente. Desde la caverna es una sólida performance muy válida, que puede ser el inicio de una serie de bienvenidos experimentos virtuales, que esperemos no cesen al terminar la cuarentena.

Sergio Velarde
27 de junio de 2020

1 comentario:

Unknown dijo...

Tuve la suerte de ver esta puesta en escena y me encantó! El actor si me llegó a trasmitir sus emociones ! Sentí q estaba en una película de terror!! Ojalá y sigan explorando más puestas así