Las consecuencias del encierro
Acaso lo más realista de una propuesta virtual como Desde la
caverna, dirigida por Gianiré Rosalino y Emmanuel Caffó, sea el de presentarnos
descarnadamente el abismo psicológico al que peligrosamente podemos acercarnos
si no encontramos estrategias para hacerle frente a esta chocante nueva “normalidad”
a la que nos tiene condenada esta pandemia. Un hombre (David Otazú) vaga solitario
por su confortable departamento sin rumbo fijo, movido por extrañas sensaciones
(muy probablemente producidas por el aislamiento impuesto) y que lo hacen
ejecutar acciones más extrañas aún, mientras observamos cómo pierde
progresivamente la cordura. Presentada como una acción dramática a través de la
plataforma Zoom, esta performance virtual de la productora Punto y Coma –
Teatro es una curiosa reflexión acerca de la fragilidad de nuestra psique ante
situaciones que escapan de nuestro control.
Y se mencionaba anteriormente que este aspecto era lo más
realista de la puesta, ya que la filmación en sí de esta acción escapa a
cualquier atisbo de realidad. Si en prácticamente todas las producciones virtuales
que vienen presentándose en la red se realizan desde cámaras estáticas o
móviles pero afincadas en la “realidad”, en Desde la caverna la cámara se
encuentra en una perspectiva cinematográfica tradicional, es decir, el “camarógrafo”
sigue al personaje a lo largo de su periplo, sin que este se percate que está
siendo observado. De entrada, este detalle resulta muy rescatable (al menos por
el momento, mientras la comunidad teatral se encuentra en plena etapa de
experimentación en redes) y es explotado con acierto hasta cierto punto,
encontrando algunos ángulos de cámara interesantes, es cierto, pero que pudieron
haber sido mucho más arriesgados, aprovechando todas las posibilidades del
espacio de acción.
Por otro lado, un verdadero acierto resulta la actuación de Otazú,
muy creíble en su desmoronamiento psicológico, ejecutando con convicción sus
acciones, sin que estas parezcan marcaciones. Además, reza en la nota de prensa
del espectáculo que “un espectro llamado Mariano vaga en secuencias, en
espacios convencionales de lo que representa su casa…” Pero queda la duda: ¿Quién
es Mariano? ¿El hombre o el ente que lo sigue por el departamento? Más allá de
respuestas claras y afincadas en la realidad, Rosalino, Caffó y Otazú nos
ofrecen un cúmulo de fuertes emociones, como la ansiedad y la desesperanza a
las que nos hallamos todos expuestos actualmente. Desde la caverna es una sólida performance
muy válida, que puede ser el inicio de una serie de bienvenidos experimentos
virtuales, que esperemos no cesen al terminar la cuarentena.
Sergio Velarde
27 de junio de 2020
1 comentario:
Tuve la suerte de ver esta puesta en escena y me encantó! El actor si me llegó a trasmitir sus emociones ! Sentí q estaba en una película de terror!! Ojalá y sigan explorando más puestas así
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