jueves, 20 de marzo de 2025

Crítica: ¿Y SI TE CANTO CANCIONES DE AMOR?


Una pena entre dos es menos atroz

Encajar en la sociedad y lo que esta espera de uno, a veces, puede ser desesperanzador y hasta doloroso. Incluso si tienes personas con las cuales sí puedes ser tú mismo y que te ayudan a sobrellevar los malos momentos; en ocasiones, la vida se empeña en hundirte más, y es cuando te enfrentas a la dura decisión de si continuar o no. 

Es basándose sobre esta premisa que el director Augusto Mazzarelli pone en escena la obra del dramaturgo Dino Armas, una comedia que, más allá de las risas, también trae consigo momentos de cierta melancolía y tristeza, pero sin caer en la saturación emocional del espectador. Pachi y Fidel, una pareja de amigos que han sido marginados por la sociedad por diferentes motivos, viven juntos y así han decidido pasar sus últimos días antes de Navidad, momento en el cual decidirán poner fin a sus penas. Ambos personajes nos demuestran, mediante sus dinámicas diarias, cuáles son sus heridas y traumas, además de cómo cargan con ellas de manera cotidiana; nos muestran sus momentos vulnerables, pero también los pequeños momentos en los que las penas dejan de pesar y la vida ya no les pinta tan gris.

La escenografía que acompaña la historia es bastante acogedora: una sala de departamento que está siendo decorada para Navidad y que es testigo de tanto sus discusiones como risas; cada elemento puesto en escena sirve para que cada personaje muestre rasgos de su personalidad o den pie a que cuenten ciertos momentos de sus vidas. Asimismo, otro de los elementos importantes y que justamente es lo que le da nombre a la obra es la música de Chavela Vargas, una selección de canciones de amor y dolor con cuyas letras ambos personajes se identifican, las viven y sienten.

Si bien al inicio daba la sensación de que faltara cierta naturalidad en la química de ambos personajes, después se van soltando y vas siendo cómplice de las dinámicas que aparecen sobre escena, incluso logrando empatizar con las situaciones y emociones por las cuales atraviesan. Destaca mucho el desarrollo que tuvo el personaje de Fidel, en el sentido de que se explora con profundidad el origen de sus heridas, y de una manera tan humana que logra conmover a más de uno en el teatro. Tanto David Carrillo como Verónica Miranda se van desenvolviendo sobre el escenario de manera progresiva y se van entregando de a pocos a sus personajes hasta lograr conectar con el público.

Un último aspecto interesante de la obra, y que el mismo director destaca, es este mundo contradictorio que Armas logra armar, y eso se evidencia en la “celebración” de una Navidad triste, y que ambos personajes son como el agua y el aceite, Fidel es ordenado y metódico, mientras Pachi es desordenada e improvisada; sin embargo, son contradicciones que no desentonan o que no son un obstáculo para la historia. Por el contrario, se complementan y enriquecen aún más la trama. Es una historia que te deja pensando en la vida y sus diferentes aspectos, los diferentes momentos que tocan vivir y cómo cada persona los transita de distinta manera, y cómo una buena amistad puede hacer la diferencia.

Barbara Rios

20 de marzo de 2025

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