El Teatro debería, dentro de las posibilidades con las que cuenten sus mismos creadores, convertirse en un valioso instrumento de transformación social, cuyo objetivo sea el de devolverle a los espectadores la tan necesaria capacidad de reflexionar de manera crítica sobre la dura realidad que nos rodea. Señalar una problemática específica y mostrarla en el escenario de manera estilizada es la mejor y única manera de empezar el camino de esta indispensable transformación. Es por ello que, más allá de los indudables logros artísticos que consigue la creadora escénica Sara Paredes Mansilla, el unipersonal La pacientita N° 4 es un conmovedor y valioso espectáculo teatral que denuncia los violentos maltratos a las que son sometidas miles de mujeres a punto de dar a luz en los centros de salud de nuestro país.
Paredes Mansilla acierta en señalar esta problemática de la que no se habla mucho, no solo para advertir de las atrocidades cometidas por médicos y enfermeras insensibles frente a un acontecimiento tan crucial en la vida de cualquier mujer como lo es el parto, sino que a la vez reflexiona sobre las posibles causas del porqué vivimos actualmente en un clima de violencia: ¿acaso no son miles los niños peruanos traídos al mundo en condiciones agresivas para ellos y especialmente humillantes para sus madres? ¿No sería lo óptimo que los recién nacidos inicien sus vidas rodeados de buenos cuidados, paz y amor? La actriz, haciendo las veces de narradora, doctora, enfermera y paciente cuando corresponde, nos hace partícipes de la odisea que muchas mujeres deben atravesar para traer al mundo a sus hijos. Y sorprende, por supuesto, con la revelación hacia el final de la identidad de la "pacientita" en cuestión.
Basta solo un biombo, una silla y un par de mandiles para que el público se sienta identificado y conmocionado con la historia, limpiamente ejecutada por Paredes Mansilla, quien utiliza su cuerpo y varios elementos de los que se apropia (como los lazos para atar su mandil) para mostrarnos con crudeza la deshumanización a la que son sometidas demasiadas futuras madres en nuestra ciudad. Y ni qué decir de lo que seguramente ocurrirá en nuestras regiones. La pacientita N° 4, publicada en el tercer compendio de teatro peruano del Bicentenario publicado por la ENSAD, constituye una contundente crítica a una práctica generalizada de maltrato hacia las mujeres gestantes; muy bien por Paredes Mansilla, una artista comprometida con las enormes posibilidades del Teatro como herramienta de cambio social.
Sergio Velarde
27 de junio de 2024
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