sábado, 15 de junio de 2024

Crítica: CHOLO TERCO


Un cuerpo muerto y el otro que va a morir (microteatro)

En Caída libre, dos cuerpos se mueven en el espacio, hay una conexión entre ellos, un pasado, un recuerdo, una emoción; al principio, el ritmo es un poco tímido para crecer, pero conforme van pasando las palabras empieza a latir con mayor contundencia. Los intérpretes mantienen sus personajes; sin embargo, el trabajo del texto puede mejorar; muchas veces un cuerpo extraordinario permite que los espectadores se queden absortos por su despliegue, pero en el caso de los actores no siempre el cuerpo espectacular es el que sale a flote, es una tarea muy dura crear un universo a partir de las palabras, existen personas que lo logran como jugando mientras a otros les cuesta y requiere de disciplina y esfuerzo.

La historia logra conectar con las expectativas: un hermano muerto que se comunica con su hermana, no sé si a través del recuerdo o a través de un ensueño, pero van anidando una situación compleja, un sentimiento oscurecido por la muerte. La actriz guarda su pesar notoriamente, pero la naturalidad de las acciones no termina de concretarse; el actor es dinámico, activo y lúdico, sus textos salen más claros; no obstante, el contraste con la carga circunstancial que tiene su compañera de escena puede mejorar y suceder más esplendorosa.

En la segunda microobra, Antes de esto, temblaba, hay solo un cuerpo. El intérprete empieza lento, pero poco a poco la historia se hace patente, es una situación difícil para cargar en los hombros ya sea como humano, ya sea como artista; él sabe que va a morir, y desde ese horizonte conversa con nosotros, nos interpela en nuestra tristeza, en nuestra pena, pero hay atisbos de acontecimientos que pueden tener otro color, interpretaciones de lo que nos sucede desde otra perspectiva, desde una óptica resiliente. El actor tiene buenas intervenciones, sabe manejar su carga dramática, y sus textos consiguen naturalidad en muchos momentos.  

La forma en como presenta los hechos es interesante, como va prestando sus palabras, para que otros personajes se expresen, personajes que son como un aire que dirige el destino del drama. El artista interpela al público constantemente, haciendo referencia a lo que se le aproxima constantemente, hay una cierta calma en la forma de expresar, una situación que llega a conmover por circunstancias. 

El espacio, pese a estar descubierto y al ruido que se filtra por momentos, conversaciones del exterior, tiene una caja negra particular que permite encuadrar la percepción en un punto, el juego de luces fue sutil, pero aportó lo necesario para la generación de la atmósfera teatral.

Moisés Aurazo

15 de junio de 2024


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