domingo, 30 de abril de 2023

Crítica: LOS 12 SIN PIEDAD


¿Qué tanto nos ciegan nuestros conflictos internos no resueltos al tomar una decisión?

En el Teatro Auditorio Miraflores se presenta la obra Los 12 sin piedad, dirigida por Victor Barco, que es una versión de la pieza original escrita por Reginald Rose; esta es un drama judicial en la que doce miembros de un jurado se reúnen para dictar sentencia en un caso de parricidio cometido por un muchacho.

El escenario, en principio, muestra una proyección donde se explica a detalle la dinámica para el veredicto final, una en la que todo el jurado, por unanimidad, deberá votar culpable o inocente, decidiendo así el destino del presunto asesino. Luego, aparecen los doce en escena, se van colocando seis a un lado, cinco al otro y uno en medio, que hará también las veces de moderador para los votos.

Cuando todo parece indicar que está sellada la culpabilidad por la unanimidad de votos, un solo miembro del jurado decide dudar y votar por su inocencia; es allí donde todo empieza a quebrarse y cada miembro del jurado tendrá profundas dudas a lo largo de la pieza, por las pruebas que se irán presentando que hace que cada vez sea más frágil la elección por su culpabilidad. La obra se sostiene por un texto bien adaptado y que atrapa, pues interesa, sobre todo, cómo cada uno va transformando su opinión por lo que oye, con lo cual se percibe también el lado humano.

La puesta en escena se sostiene principalmente de sus actuaciones, ya que escenográficamente vemos dos mesas, una silla por cada miembro y un perchero detrás; es entonces cuando siento que la obra podría mejorar en ritmo y en definir mejor los momentos en los que cada miembro cambia de opinión. Esto es importante, ya que existe un tema de escala de valores por el cual cada sujeto se observa así mismo, interpelado por lo que oye, y tiene una profunda transformación en cuanto a su voto y esta se pierde en varios momentos. Por un lado, se encuentra la posición que cada uno llega a defender; y por el otro, la motivación que lo motiva a cambiar de pensamiento. Esto hace que, por ejemplo, algunos conflictos personales entre los miembros se sientan un poco debilitados y sin fundamento.

Sin embargo, gran momento el final, cuando el último miembro en reflexionar sobre su voto tiene que soltar lo que lo ata al pasado, para decidir sin pasiones, cuando aún no ha sanado su herida emocional.

Manuel Trujillo

30 de abril de 2023

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