lunes, 18 de julio de 2022

Crítica: MEMORIAS DEL PACIFICO


¿Transgresión histórica o experimentación dramatúrgica?

Luego de habernos regalado, en tiempos de reclusión obligatoria, algunas de las más potentes, histéricas y visualmente impresionantes puestas en escena virtuales basadas en la mitología griega, el dramaturgo y director Jorge Pecho se embarca en una insólita aventura presencial, una que involucra a nuestros Héroes Patrios y que bien podría hacer palidecer a los historiadores más puristas o aquellos que crean que los acontecimientos de nuestra historia son intocables. Por cierto, ¿habrá entonces alguna temática prohibida para la libre creación dramatúrgica? ¿Existirán personajes y hechos históricos que no deberían ser manipulados al antojo del creador? ¿Se habrá cruzado algún límite con la temporada de Memorias del Pacífico, escrita y dirigida por Pecho en el Teatro Esencia?

Y es que siguiendo la línea de Titanomaquia: El Fin de los Dioses (2021), aparecen, en el escenario vacío, cuatro hermanos vistiendo a la usanza de la Sudamérica del siglo XIX y que son nada menos que una especie de “dioses” con la facultad de intervenir, disuadir, fomentar o frustrar los acontecimientos reales que sucedieron en nuestra región ¡en los tiempos de la Guerra del Pacífico! ¿Broma? ¿Burla? ¿Herejía? Lo cierto es que vemos y escuchamos al intenso Mathais (Renzo Torres), quien le brindará poderes especiales al Brujo de los Andes para ganar sus batallas; a la rebelde Ludus (Leonela Alarcón) llorar amargamente la trágica muerte de su amigo, el Caballero de los Mares; al racional Raxus (Álvaro Pajares) justificando el derramamiento de sangre y sufrimiento de cientos de personas; y a la calculadora Ethais (Quini Gómez), quien no permitirá que se concrete la alianza entre países hermanos.

La idea de Pecho es ambiciosa, pues repasa los principales acontecimientos de la Guerra con Chile, adjudicándoles las victorias y derrotas a las decisiones tomadas, muchas de ellas turbias y egoístas, por estos seres omniscientes. Interesante, eso sí, la premisa de convertirse la absoluta libertad de las naciones en un peligro inminente para ellas mismas y además, para la trascendencia de estos “dioses”, responsables directos del estallido de violencia. Puede que Memorias del Pacífico divida ciertamente al público espectador como lo ha hecho con la crítica. Sin embargo, la absoluta convicción y solemnidad del elenco al interpretar sus personajes (especialmente Gómez y Alarcón) permite al espectador promedio, aquel dispuesto a entrar en la convención, el disfrutar de la arriesgada y valiente propuesta que Pecho ha concebido desde el respeto y la libertad que como dramaturgo esgrime.

Sergio Velarde

18 de julio de 2022 

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