domingo, 26 de enero de 2020

Entrevista: RODRIGO RODRÍGUEZ


“Mi trabajo como actor lo complemento cuando enseño, produzco y aprendo”

Xauxa (2019), excelente creación colectiva de la Casa del Tespis, fue uno de los contados casos de espectáculos teatrales en los que tanto montaje, dirección y la totalidad de sus actores fueron nominados por Oficio Crítico. Justamente, uno de sus intérpretes, Rodrigo Rodríguez, consiguió la mención del jurado como el mejor actor de reparto en Drama por la mencionada obra. “Hace muy poco que me enteré que uno de mis tíos abuelos por parte de mi mamá fue pintor”, comenta consultado sobre su vena artística. “Pero empecé a dedicarme al teatro como algo que yo pensé me podía ayudar a sacar la valentía dentro de mí, en los talleres del colegio”. La primera vez que Rodrigo recuerda haber tenido su primera experiencia teatral en el escenario fue a los seis años, durante una presentación de temática rock en su colegio de Arequipa. “Yo no recuerdo qué era lo que hacía exactamente, pero sí me acuerdo que antes de entrar a escena recibí polvos pica pica dorados para pegármelos en la cara. Cuando entro al escenario, todos bailaban y hacían coreografías. Yo pasaba entre ellos, me movía como loco hasta que, al final de la música, salté y abrí las piernas. Suenan los aplausos y yo busco la mirada de mis papás. Hay una foto de ello. Qué loco”.

Vocaciones iniciales

“Nací en Lima, pero a los dos años toda la familia se mudó a Arequipa”, recuerda Rodrigo. “Y ya en el colegio acá en Lima, en Cuarto y Quinto de Secundaria, hice teatro para socializar y hacer algo que pudiese llamar la atención suficiente, para sentirme bien frente a toda esta tensión de no poder relacionarme con facilidad. Imagino que era parte de las inseguridades que uno tiene como adolescente como el de pronto poder cumplir un rol que fuese suficientemente importante en tu vida. En este caso, el teatro me lo daba”. Esos años, las profesoras de teatro de su centro educativo fueron Paloma Yerovi (actriz) y Amanda San Martín (directora audiovisual), con quienes hizo Romeo y Julieta, en el que personificó a Mercuccio y El crédito de Yerovi, respectivamente. “Hacer de Mercuccio fue increíble. El hecho de interpretar a un personaje tan honorable y que muera en escena, era digno de reconocimiento. Fue gracioso. Cuando vi a mis compañeros alrededor con sus caras tristes y trágicas  pensé por un momento que en verdad me estaban llorando. Me parecieron tiernas sus miradas también.  Me sentí bien”.

La crisis vocacional que puede afectar a los jóvenes no le fue esquiva a Rodrigo, quien estudiaba Administración de Servicios en una universidad limeña. “Entré al teatro, huyendo de una carrera que  estudié durante dos años. Me di cuenta que no era lo mío. Traté de negociar con mi papá y buscar otra carrera”. Luego de cuatro meses de insistencia, el padre de Rodrigo lo escuchó. “Le dije que esta carrera que ofrece la Católica (TUC) tiene cursos en los que creo que me puedo desempeñar mucho mejor que en la otra universidad y mi viejo, harto, me dijo: 'Inténtalo, pero si jalas es porque no tienes madera de artista'. Y te regresas a terminar la otra carrera”. Pero además tuvo que decirle que también tenía que entrar en una academia. “¡Papá se molestó! Ahora me da risa. Bueno, me dijo que la academia la pague mi madre. Y ella, que ya me había acogido mis dudas por una carrera o la otra, me apoyó. La angustié mucho, estoy seguro. Y le agradezco a ella haber aguantado. Así pude dar el examen académico y artístico. De hecho hay alguien que aún no menciono: mi amigo Paul Garavito. Gracias a él pude rendir mucho mejor el examen académico. Nos quedábamos varias horas en su casa. A él le agradezco siempre que me asesorara y eso que ambos éramos estudiantes del mismo salón de esa academia. Sin embargo, incluso durante la carrera, no estaba seguro de lo que quería, porque finalmente estaba huyendo de otra”

Lamentablemente, en su cuarto ciclo, Rodrigo desaprobó un par de cursos principales, como parte de la crisis que venía arrastrando. “Entonces un amigo (Giancarlo Magro, psicólogo) a quien considero como mi mentor, me ofreció un 'colchón'. Se ofreció a darme clases particulares de teatro. Él me inspiró porque también lo vi actuar y lo hacía genial. Me ofreció trabajo como mozo en su restaurante. Fue arduo. Era verano y aprendí haciendo de todo: parqueaba, limpiaba, mostraba, jalaba gente, etc. Yo no tengo ningún problema con esto, más que el roche de haber jalado esta carrera y dedicarme a otra cosa. Te angustia pensar que te estancarás en algo que no te gusta. Pero, ¿sabes? Pude ganar experiencia de vida”. Rodrigo asegura que eso era lo que más le faltaba para coger la carrera por las astas, y así, al año siguiente, se reincorporó con otra promoción y le fue mucho mejor.

Actuar y producir

“Un buen actor de teatro debe tener paciencia, empatía, voluntad a prueba de todo y saber decir que no a algo que vaya en contra de lo que piensa o hace”, asegura Rodrigo. “Mientras que un buen director teatral debe poder guiarte de la mano sin necesidad de hacer tu trabajo, darte tu espacio, siempre inspirarte a través de su imaginación y que trabaje con la imaginación de ambos”. Además de actuar, Rodrigo estuvo involucrado en la producción ejecutiva de algunas puestas en escena. “En las diferentes producciones en las que pude participar como actor, notaba muchas veces que no valorábamos o ignorábamos  el trabajo de los productores. Entonces pensé que sería una buena idea trabajar la empatía y  desarrollarla al dedicarme a la producción, porque podría  ponerme en el lugar de las personas que tenían que conseguir las cosas, en base a una estética, un tiempo, un presupuesto”. 

Y al mismo tiempo, Rodrigo aprendía cómo negociar con los otros rubros (director, escenógrafo,etc), porque considera que es fácil para los actores y actrices pecar al pedir algún elemento sin analizarlo primero. “Podemos ser capaces de pedir a un productor, por ejemplo, un abanico antiguo y creer que este va a llegar mañana”, advierte. “¿Es realmente necesario solo porque yo lo quiero? ¿Se puede conseguir? ¿Hay presupuesto? No todas las actrices y actores son así, obviamente Sin embargo me topé con casos que mostraban una cara frente a una productora o productor, pero luego hablaban mal. La producción me puede ampliar los conocimientos del ambiente artístico en el que me desempeño y también ayudarme en mi profesión como actor. ¿Cómo? Bueno, ya sé dónde conseguir muchas cosas sin que te cueste tanto. Ya sé que hay variados gastos y trámites y condiciones que hacen que tu pago se dé en cierto tiempo. Ya sé que hay circunstancias que van más allá de ti o del productor y que provocan una sala vacía. A muchos actores y actrices nos importa y hasta preocupa que una sala tenga un público constante y salas que puedan estar llenas. Ya sé más, pero falta mucho. Siento que me complementa el saber de producción”.

Al encargarse de la producción ejecutiva, Rodrigo entra de lleno en su labor. “Desde conseguir los permisos de un autor, hasta ver los auspicios; a veces me involucro en la producción ejecutiva y en la general, dedicándole los pocos conocimientos que tengo como actor, y con el pasar de algunos años, ya sé con quien contar para determinada necesidad para la obra”. No niega que el trabajo del productor es ingrato. “Voy como dos años en la producción ejecutiva y sigo participando como actor en producciones en las que veo que a los actores aún nos falta mucho para empatizar. Y es irónico, porque en nuestro trabajo nos ponemos en los zapatos de otro en escena, pero en la realidad no necesariamente sucede. Así como los actores y actrices, que ensayan y dedican hasta horas en la investigación de sus personajes, también la labor del productor dedica muchas horas. Es mucho estrés, a veces no tienen muchas manos o la comunicación correcta con la dirección o con los actores o el resto del equipo”.

Los niños, los adultos y el teatro

Nominada como mejor montaje para niños, Historia de un círculo de tiza (2019), con la dirección de Ismael Contreras del colectivo Palosanto, tuvo entre sus intérpretes a Rodrigo. “Yo siempre he sentido que me divierten l@s niñ@s. Me gusta recibirl@s en mi cotidiano, hacerl@s reír, bromearles, aconsejarles o simplemente hacerles muecas para que sonrían. Amo la idea de ser papá en algún momento. Creo que ya tengo algo ganado con solo desearlo, pero faltan más logros y un contexto idóneo que se dará. Estoy seguro”. Eso sí, para participar en montajes familiares, él debe convocar a su niño interior, es decir, tratar de ver qué es lo que de niño le gustaría ver de sí mismo en escena. “Soy muy inocente, me sigo sorprendiendo de cosas que el mundo ya ve como cotidiano, desde las flores, un ladrillo, hasta el color de una gigantografia cualquiera”, reconoce Rodrigo. “Busco sorprenderme con varias cosas, porque si no convoco a mi niño interior, entonces no puedo disfrutar el proceso como quisiera; pero en todo caso, siempre trato de buscar la atención del l@s niñ@s del público”.

Sobre el maestro Ismael Contreras, Rodrigo manifiesta que “como director se nota que sabe lo que no quiere. Eso sí me queda claro. Él es de los directores que si no atinas a lo que busca, entonces es capaz de decirte cómo hacerlo; él tiene una manera específica de decir el texto, con la que le encuentras matices que no te esperabas. Tiene un énfasis interesante en el uso de la palabra”. Es conocido el manejo de los niños durante las funciones del colectivo en el Centro Cultural CAFAE. “Los chicos intervienen y yo sí me divierto con la improvisación, pero hay un límite, pues si no se sabe usar puede convertirse más en un obstáculo que en un aporte, hay que saber guiarlo con ritmo y objetivo ”. Otra gratísima experiencia en teatro para niños fue La leyenda del pájaro flauta (2017) de Sara Joffré, con la dirección de Sofía Rebata. “Podías jugar con romper la cuarta pared, y además el código del teatro negro me asombraba, lo que veía me llenaba mucho de vida”.

Rodrigo fue afortunado de haber conocido a diversos artistas que fueron cultivando su talento. “Por ejemplo, Jorge Villanueva me hizo pensar que podía tener potencial para el drama”, precisa. “Él me enseñó en el TUC en quinto ciclo. Me dio el monólogo de un personaje que hacía que su hermano se pusiera en sus zapatos, para que entienda por qué asesinó a su madre, y fue porque esta se lo había pedido, ya que estaban persiguiéndolos y ella se consideraba un lastre para su huida, entonces le pidió que la ahogara entre sus brazos, mientras intentaban cruzar el río. Fue duro el proceso y lloré mucho. Pero fue enriquecedor”. Rodrigo no recuerda qué obra era, pero sí recuerda que logró cosas que pensó no podía lograr. “Chela de Ferrari es también una referencia de sencillez. Cuando te dirige te da imágenes y cuando tu propuesta no es la que ella quiere, entonces la va guiando a su manera. Aprendes de su paciencia. Es un placer el ser dirigido por ella, porque te cuida como actor y, sobre todo, como persona”. Rodrigo tuvo una breve participación en la notable temporada de La cautiva (2014).

La historia de Xauxa

Cesar Golac, premio del público Oficio Crítico 2019 a mejor dirección por Xauxa, vio primero a Rodrigo en un pequeño avance de un curso hace varios años y posteriormente, en una muestra de danza contemporánea que honraba a la comunidad LGTB. “De ahí me pasó la voz para una creación colectiva que se llamó Siberia (2015), un proyecto independiente, sensible y muy bello". Años después llegó este espectáculo sensorial en donde se fusionaron teatro, canto, danza, video y música en vivo llamado Xauxa, con los personajes de la tunantada dejando caer sus máscaras para contarnos sus testimonios de corrupción, discriminación y violencia tan actuales en nuestro país. “Como director, Cesar es como un amigo, una madre, es alguien que se esfuerza en llegar a ese detalle que él quiere”, asegura Rodrigo. “Pero si no lo logras, te frustras con él, lo acompañas en la frustración y él te lleva de la mano”. Además, afirma que Golac dispone de hermosas imágenes poéticas para dirigir, así como un entrenamiento en actuación y danza. “Su comunicación gestual es muy precisa”, continúa. “Yo, por mi poca experiencia, trato de adaptarme a los códigos que él tiene para dirigirme, no es tan conceptual, con sus gestos te puede llevar hacia lo que él quiere, en los procesos construye su dramaturgia de una manera muy poética”.

Golac utilizó múltiples maneras para guiar a sus actores en sus respectivos procesos. “Un ejercicio constaba en que escribíamos un texto para nosotros mismos  en base a estímulos poéticos y sonoros”, comenta Rodrigo. “Es un director que trabaja con música, poesía, danza contemporánea y al mismo tiempo, con los bagajes actorales que puedas tener, él es una persona muy sensorial”. Los textos de Xauxa, llenos de lirismo y que a la vez desprendían mucho dolor y frustración, fueron de creación compartida. “Nosotros aportamos el material. Eran testimonios basados en hechos reales y, además, brindamos nuestras interpretaciones y César los escribe, entonces lo que mi personaje dice es algo que ha sido construido por Cesar, es decir, las palabras que están ahí son suyas, pero la inspiración ha sido manejada en base a lo que ha visto en nuestro trabajo”.

El público y los proyectos

“Creo que hay dos cosas que tomar en cuenta para entender la escasez de espectadores”, señala Rodrigo. “Primero, se debe contextualizar lo que está sucediendo, viéndolo desde el punto de vista empresarial: hay mucha oferta, y eso es paja, hay muchos actores, hay muchas obras, pero no está cambiando la demanda, el público se está distribuyendo entre varias opciones”. Acaso todo sea debido a que estamos careciendo de una formación de públicos. “Puede que nos duela, pero si no se forma público con ayuda de entidades, ministerios, con estudios serios, entonces vamos a tener esta crisis por muchos años. Es bien cierto que desde hace años, un partido de fútbol puede cancelar una función, porque hay mucha gente que prefiere quedarse en su casa. Debemos buscar una manera de fidelidad del público hacia el teatro. Por otro lado , lo segundo es importante: considerar el marketing. Se cree que todo se basa en prensa, y no es así, podemos buscar un lugar en un medio de comunicación como El Comercio, pero el marketing hará que tu producto llegue a una mayor cantidad de personas, en medio de un mercado de producciones teatrales”.

Rodrigo se prepara para iniciar su primer proyecto para este año. “Es mi tercer taller de construcción del personaje, que le llamo Écuta”, comenta. “Durante cinco semanas, a través de herramientas actorales, ejercicios físicos y vocales, improvisaciones y referencias artísticas (como las pinturas del famoso Rembrandt) crearemos personajes que se desenvolverán en escenas dramáticas y cómicas”. El taller está dedicado para jóvenes y adultos que tengan experiencia actoral o estén en formación. “El fin de este taller es construir un personaje que muestre una voz, una fisicalidad y una conducta diferentes de la del interprete con lo que se le brinda al alumno una experiencia que motive su versatilidad para futuros trabajos profesionales; asimismo, entre las herramientas actorales del curso, se he desarrollado y creado una llamada 'esculturización' con el fin de brindarle al estudiante una exploración más a detalle de su trabajo físico y vocal; baso esta herramienta en el arte del esculpir. Quiero contar con ocho alumnos para asegurar un trabajo de calidad en poco tiempo. Ahora solo quedan tres vacantes”, concluye.

Sergio Velarde
26 de enero de 2020

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