Una urna en la casa
El dramaturgo y guionista de televisión Paul Elliot, nacido
al sur de los Estados Unidos, escribió la comedia Hay que salir riendo (Exit
laughing, 2013), consiguiendo su puesta en escena un verdadero récord de
taquilla en el teatro en el que se estrenó originalmente en Springfield,
Missouri. Es importante mencionar la ubicación geográfica, ya que la trama
transcurre precisamente en aquella localidad, la cual es respetada para su
temporada en el Teatro de Lucía por el joven director Rodrigo Falla Brousset.
Pero acaso el historial televisivo de Elliot haya podido colarse en mayor o
menor medida en su pieza: tres amigas sureñas ya maduras, de diferentes
personalidades cada una y rayando por los pelos el estereotipo, ven interrumpida
su acostumbrada partida semanal de bridge debido a la muerte de su amiga Mary,
iniciándose así una serie de divertidos enredos. La fórmula empleada en
clásicas series televisivas como Los años dorados (The Golden Girls, 1985-1992) y otras de
corte similar se deja ver en el escenario; sin embargo, ese aspecto no es necesariamente malo y además, el resultado final obtenido por el elenco es positivo.
Con toda la acción desarrollándose en tiempo real en la sala
comedor de la casa de Connie (Lilian Nieto), una sensata y laboriosa divorciada
que esconde botellas de licor por toda la casa, los problemas inician con la
llegada de la coqueta Leona (Bettina Oneto) y la no muy brillante Millie
(Natalia Torres Vilar), esta última trayendo consigo nada menos que la urna con
las cenizas de la difunta que tomó “prestada” de la funeraria y así estar
completas para su acostumbrado juego de cartas. Una serie de desconcertantes eventos posteriores, que ponen en aprietos a las señoras, bien podrían ser obra de la difunta. Una pertinente decisión del
director la de no tratar de adaptar su puesta “a la peruana”, ya que los
cambios, especialmente en contextos tan específicos, hubieran implicado un
riesgo mayor. Es por ello que el humor tan norteamericano, heredado de las
notables comedias de Plan 9 (Falla Brousset es aplicado alumno de David
Carrillo), está sin duda presente, pero irá perfilándose en mayor medida durante
la temporada.
Por el lado de la actuaciones, tanto Nieto, Oneto y Torres
Vilar son increíbles intérpretes pero de registros diferentes; es por ello que
la dirección debe trabajar función tras función para unificar las energías y estilos
de cada una y así aprovecharlas al máximo. El trabajo del trío de actrices es
encomiable y efectivo, pero también resulta interesante la relación de Connie
con su frustrada hija (Ximena Galiano) y la de esta última con su interés
amoroso (Sebastián Stimman), un jovencito que aparece de manera sorpresiva para
el jolgorio general de las señoras y que traerá una dramática revelación al
final. Toda la acción propuesta por Elliot es ingeniosa y divertida, con un par
de momentos entrañables que promueven el valor de la amistad por encima de
todo. Hay que salir riendo funciona como una entretenida comedia y el público verdaderamente sí
abandona el teatro con una sonrisa.
Sergio Velarde
29 de enero de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario