Siempre es grato comprobar que nuestros avances en el formato de teatro musical son, efectivamente, una realidad. En los últimos años, se aprecia un creciente interés por parte de colectivos jóvenes en sacar adelante sus propias propuestas, dejando de lado los ya prescindibles playbacks o aquellos musicales de toda la vida, lamentablemente rebautizados para escapar de los derechos de autor. Es por ello que el estreno de El plan perfecto, espectáculo peruano original creado por Rafael Sanz Flores, en coautoría con Alisson Guillén y la composición musical de ARA, JJ Gonzales y el mismo Sanz Flores, se convierte en un motivo de celebración, a pesar de ciertas irregularidades que bien pueden pulirse para una más que merecida reposición.
Estrenada el Centro Español de Jesús María, el equipo creativo logra sacar adelante una historia bastante sencilla en sí y además, entrando de lleno y sin miedo en los estereotipos tan trillados de los jóvenes estudiantes de secundaria: Luciana, la avezada chica de barrio de padres separados; Rodrigo, el tímido intelectual; Brianna, la engreída pituca; y Agustín, el grosero insolente. Que todos nos hemos “tirado la pera” del colegio alguna vez en nuestra vida es una afirmación ciertamente discutible; sin embargo, los cuatro alumnos en cuestión deciden faltar a su exclusivo centro de estudios en La Molina para dirigirse a Larcomar y encontrarse con la madre de Luciana, a quien la joven no ve hace mucho tiempo, para terminar todos involucrados en un caso de tráfico de drogas. Tal como lo mencionó el director de la puesta al terminar la función, el tiempo de ensayos fue bastante ajustado, notorio en algunos tropiezos en la ejecución, problemas en el ritmo, personajes de apoyo algo desdibujados y ciertas resoluciones muy apuradas.
Pero a pesar de estos contratiempos perfectibles, el producto final termina con un saldo positivo, gracias principalmente a la energía y carisma del cuarteto protagonista: Jorge Barriga, Andrea Silva, Moisés Vera y especialmente Adriana Cueva lo dejan todo en el escenario, siempre convincentes y divertidos. Controlar la respiración en el uso de los micrófonos, no abusar del lenguaje procaz y cambiar el diseño de las sillas para que sean más funcionales para los distintos ambientes, como en el colegio, por ejemplo, serían algunos de los contados reparos que este auspicioso musical bien podría revisar para futuras temporadas. El plan perfecto es un muy significativo espectáculo que confirma los valiosos progresos del teatro musical en nuestro país.
Sergio Velarde
9 de julio de 2024
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