sábado, 30 de marzo de 2024

Crítica: EL FABULOSO VIAJE DE CHRISTIAN ANDERSEN


Una mañana con historias para toda la familia

Desde que tenemos conciencia siempre nos han acompañado las historias; lo que ocurre a nuestro alrededor siempre nos ha encantado, porque luego nos sirve para compararlo con lo que nos ocurre a nosotros mismos. En muchas ocasiones, inclusive conocemos la historia de las que nos hablan, pero lo que nos apasiona al final es la forma cómo nos la cuentan, aquellos pequeños detalles que hacen que luego lo recordemos como algo único o fantástico. Por eso, el punto que más valoramos está en cómo se narra, más que en la historia misma, en cómo esas palabras tocan nuestros sentidos y nuestra mente.

Apelando a esa premisa, Kapchiy nos trae El fabuloso viaje de Christian Andersen, que a través de una serie de cuentos nos muestra el viaje de autoconocimiento de un niño solitario; en ellos se va afirmando su entereza y su fuerza.

La historia inicia cuando el niño Christian Andersen ingresa a la tienda de maletas de Jonás, buscando un escondite al cual escapar de la soledad en que se encuentra por no encajar con sus compañeros. Jonás, intrigado por su accionar, lo invita a viajar usando como metáfora sus maletas y haciendo que encuentre dentro de ellas una historia que le motive. Aceptado el desafío, comienzan las aventuras del Christian Andersen, donde se encuentra a diversos personajes, caracterizados por el actor que da vida a Jonás, y con la ayuda de sombras, humo, pompas de jabón y títeres, nos narra historia de Pulgarcita, en la que aprende que no debe valorar a las personas por su apariencia, de El Traje del Emperador, donde se muestra el valor de la verdad y el engaño de las apariencias; y La Sirenita, en la que aprende el valor de luchar por una causa justa. Este viaje logra despertar en Christian Andersen esa hambre de contar historias y sobre todo, hacer felices a los que lo escuchan.

La puesta nos muestra a dos actores muy versátiles como Braulio Pérez y Renato Piaggio, con la dirección de este último, y una escenografía con paneles, bancos y maletas, muchas maletas, en donde todas cumplen una función durante el desarrollo de la obra. 

Una muestra sobria que la pueden apreciar los niños más pequeños por las historias sueltas y los niños más grandes en todo el viaje que está detrás de las historias mismas. En todo caso, una muy buena alternativa familiar.

Ulises Cabanillas

30 de marzo de 2024

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