domingo, 10 de marzo de 2024

Crítica: RESPIRA


Cuando ¨Respira¨ se queda sin aire

La obra Respira, escrita por Eduardo Adrianzén, aborda temas potentes y universales como la guerra interna, la influencia de la religión en la sociedad, la pedofilia en la iglesia católica y los desafíos en la comunicación familiar, resonando no solo a nivel local sino también global. La dirección de Johan Robles, junto con las actuaciones de Carlos Gabriel, Pamela Alisson, Diego Fernando, Wendy Antonella, Armando Salazar, Adrián Hermoza, Munay Davila, Adrían Gutierrez, prometía una entrega apasionada al material complejo y desafiante.

En términos de actuación, se notó que los chicos en escena realmente se esforzaron por vincularse con el texto, esforzándose para dar vida a un guion tan exigente y vibrante. Sin embargo, a pesar de su compromiso, se percibió una necesidad de mayor profundidad y experiencia actoral, lo cual resultó en momentos de rigidez y monotonía. La intención de representar personajes mayores no se materializó con la autenticidad esperada.

El viaje en el tiempo que intentaban los personajes era una idea genial, pero desafortunadamente no alcanzaron a transmitir su intención claramente, afectados tanto por la inexperiencia actoral como por la excesiva cantidad cambios de escena que más parecían distracciones, disminuyendo su ritmo.

La presencia de músicos en vivo, una oportunidad invaluable para enriquecer la atmósfera, no fue explotada adecuadamente, relegando su potencial impacto al parecerse más a una banda sonora pregrabada por la repetición constante de la misma melodía y su ubicación oculta.

El aspecto de producción, especialmente el vestuario, no logró capturar la esencia de la época representada, y junto con la caracterización inadecuada de los actores, restó credibilidad al conjunto. Los errores técnicos, como el manejo inoportuno de las luces, distraían y deslucían momentos clave de la representación. Lamentablemente, una obra tan bien escrita fue, en su mayoría, escenificada de manera poco adecuada, por donde la hayamos querido ver.

A pesar de la fuerza del texto de Adrianzén, la obra no logró transmitir su potencial impacto, afectada por decisiones de dirección que no favorecieron el desarrollo de la misma y por interpretaciones que requerían de un mayor peso emocional y técnico. Es una pena que una pieza con tanto potencial dramático y temático no haya resonado como se esperaba.

Milagros Guevara

10 de marzo de 2024

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