martes, 27 de febrero de 2024

Crítica: PARAÍSO PERDIDO


La caída de un Ángel en clave rockera

Paraíso Perdido emerge como una reinterpretación audaz del clásico poema épico de John Milton, originalmente publicado en 1667. Esta adaptación, llevada a las tablas bajo la dirección de Fernando Luque, nos sumerge en una reflexión sobre los difusos límites entre el bien y el mal a través de una propuesta escénica innovadora.

La obra destaca por su acompañamiento musical en vivo, a cargo de Roberto Rodríguez en la guitarra, Luis Felipe Ortega en la batería, Renzo Solimano en el bajo y Andrés Herrera en el teclado. Su ejecución impecable y la energía vibrante que aportaron en cada pieza musical se entrelazaron de manera sublime con la naturaleza salvaje de la escenografía, creando una atmósfera envolvente para el espectador.

La escenografía, diseñada por María Hilaje, transformó el teatro en una selvática utopía que facilitaba la inmersión en el universo propuesto. La integración de los músicos en este entorno, ocultos entre ramas, fue un acierto que realzó la experiencia visual y auditiva. El trabajo de iluminación merece una mención especial, por complementar a la perfección la música y la escenografía, culminando en un espectáculo de gran cohesión artística.

El elenco, liderado por Luque en el papel de Lucifer, mostró una notable solidez. El también director de la obra demostró una impresionante capacidad para manejar la complejidad de su personaje, manteniendo un alto nivel de energía y expresión a pesar de los desafíos físicos que implicaba cantar y actuar simultáneamente. El coro, integrado por Akemi Toma, Francesco Bacilio, Maria Fernanda Misajel, Manuel Valdivieso, Jose Soto, Hanks Sarmiento, Verónica Infantes, Ana Paula Galvez, Katia Uriol, Nick Delgado, Valeria Fumagalli, Rommileth Coronado y Fabian Suni, realizó una labor encomiable, destacando tanto en sus intervenciones vocales como en las coreografías. No obstante, es justo señalar que, en ciertos momentos, la dicción no fue del todo clara, lo que restó algo de fuerza a su actuación.

Por lo experimentado en el Teatro Británico, se trata de una producción teatral interesante y limpia. Paraíso Perdido se configura como un espectáculo que, mediante una fusión de elementos musicales, escenográficos y de actuación, logra un diálogo profundo con el público sobre temas eternos, manteniendo al mismo tiempo una frescura y originalidad.

Milagros Guevara

27 de febrero de 2024

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