domingo, 10 de marzo de 2024

Crítica: EL PRÓXIMO AÑO, A LA MISMA HORA


Doce años después, a la misma hora

Imposible para mí olvidar, allá por el 2012, aquellas actuaciones de nuestro hoy recordado Diego Bertie y de una increíble Gianella Neyra, en las que, bajo la dirección de Osvaldo Cattone, nos regalaron química, soltura, pasión; hoy, Connie Chaparro y Sergio Galliani hacen lo propio, con mayor dulzura, matices de picardía y un humor muy íntimo que manejan de forma maravillosa y que logran transmitir a los espectadores. Todo ello en el mítico teatro Marsano y con la misma obra de Bernard Slade: El próximo año, a la misma hora.

Una comedia romántica como pocas, muy bien contada, de un texto maravilloso que exige de una química especial entre los protagonistas y que David Carrillo ha sabido encontrar en sus actores. Hay ternura y un contacto desde la fascinación y el deslumbramiento mutuo. Si bien la comedia nos hace reír a partir de un humor pícaro pero tierno, también nos captura con escenas emotivas de añoranza y tristeza, por ciertos acontecimientos que atraviesan sus protagonistas.

La obra tiene un carácter mágico, que te permite llorar, reír, asombrarte. Si bien en un inicio los procesos se muestran un poco lentos, los actores logran sobreponerse a ello y encontrar el ritmo adecuado, según la intimidad vaya dictando. Claramente se entienden, es innegable la presencia que tienen ambos en el escenario, además de ese carisma especial para congeniar con el público. Con Galliani con momentos inmejorables; no bajo el ojo perfecto, inmejorables en lo humano que logra plasmar en el escenario. Por otro lado, Chaparro deslumbra con un personaje que crece, se transforma a partir de sus experiencias; logra desarrollar la madurez y el aprendizaje de toda una vida.

El próximo año, a la misma hora es una obra preciosa. Cuánto más hermoso ha sido para mí verme envuelto en ese romance, pero como un espectador hacia la obra, que vuelve una vez más, al mismo lugar de encuentro, el Marsano, a dejarse deslumbrar, ya con nuevos actores, pero con la misma esencia de amor y cariño. Ojalá no pasen tantos años para volverla a ver. Y si es que ocurre, que siga manteniendo esa magia. Esta es una obra que tiene todos los méritos para perdurar en el tiempo.

Omar Peralta

10 de marzo de 2024

1 comentario:

Eduardo dijo...

Las actuaciones van mejorando conforme avanza el relato. Las partes tristes están manejadas sorprendentemente bien.
El encuentro anual de la pareja para mantener conversaciones no verosímiles y encuentros sexuales, considero que es un reflejo de una sociedad en caída libre moral, donde se acepta la infidelidad programada y descarada.
La vida es así en el mundo real, mas depende de nosotros cambiar el rumbo, detener la caída libre y poner de moda la fidelidad y el comportamiento coherente recordando la promesa hecha a la pareja de toda la vida.