domingo, 10 de marzo de 2024

Crítica: MI PRIMER BAILE - AMAIA


Cómo los vínculos pueden ayudarnos a trascender

En la librería Café Casa Tomada se presenta una recopilación de dos propuestas artísticas denominadas Microteatro Mestizo III, a cargo del colectivo independiente Telón Mestizo.

La primera de estas propuestas en presentarse es titulada Amaia, escrita por Mauricio Figueroa, y que pone en escena el vínculo afectivo entre Amaia y Lu, quienes se encuentran dentro de un contexto de conflicto armado interno en el Perú. Este vínculo denota un amor tierno, de cuidado a la vez que intenso, con una promesa de no dejarse la una a la otra; que a pesar de una guerra fuera, el amor prima por dentro y eso es más fuerte, un amor con convicción, con compromiso, que trasciende a la muerte, y que aun después de ella ese amor nunca fenece. Esto está bien representado por la propuesta del director Víctor Lucana, en un espacio bastante íntimo en los cambios de ritmos entre la crudeza del conflicto de afuera y el cuidado del amor visto por dentro. Las actrices Helen Domínguez y Milagros Campos tienen una muy buena conexión en escena y en cada acercamiento puedes sentir toma una gama de emociones entre lo que dicen, los silencios, los cantos y las pesadillas.

La segunda pieza teatral se llama Mi primer baile, obra corta escrita por Federico Abrill y que cuenta la historia de Patricio, un adolescente con discapacidad auditiva, que por obvios motivos está impedido de comunicarse con sus compañeros como él quisiera y por lo tanto, se siente apartado en muchas ocasiones. Hasta que conoce una compañera en la escuela que le cambiará la perspectiva acerca de su discapacidad. Los actores en escena, Briana Campos, Rodrigo Delgado y Victor Lucana dirigidos por Jiro de la Vega, logran con muy buena energía y entrega contar una historia divertida, siendo al mismo tiempo muy aleccionadora, ya que muchas veces las discapacidades físicas no son tan profundas como las de pensamiento o del alma de quienes juzgan a quienes se ven “diferentes”. Esto se logra ver muy bien en escena y cómo se logra integrar y hacer sentir bien a Patricio, observando que la mayor discapacidad siempre será la de la limitación de nuestros pensamientos, y que solo la empatía puede hacer que todos nos veamos funcionales. Muy recomendable.

Manuel Trujillo

10 de marzo de 2024

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