Un acto sensibilizador
Facebook, Instagram y Tinder han cambiado
la manera de relacionarnos. Salir a algún lugar concurrido para interactuar con
nuevas personas ya casi es parte del pasado. Pues las redes sociales no solo nos
permiten conocer gente de nuestro distrito, sino de otras regiones, incluso,
países. Sin embargo, hacerlo a través de estos medios es complicado, porque no
sabemos quién es realmente nuestro interlocutor. También es una comunicación
“a medias”, ya que no escuchamos u observamos completamente a la otra persona.
Aún así, causa cierta intriga saber quién es el otro. Esto conlleva a concretar
una cita en el plano real sin saber qué sucederá. Sobre esta situación versa la
historia de Lorenzo, youtuber en la obra ¿Quieres ser mi Valentín?, pues decide
conocer físicamente a la persona con quien interactuaba a través de la app de
citas. Asimismo, en el trabajo audiovisual acciona Pedro Ibáñez; en las voces
en off, participan Raúl Sánchez McMillan y Kristel Osterloh; la dramaturgia
estuvo a cargo de Sánchez McMillan; y además, la obra la dirigió Ximena Aguilar.
¿Quieres ser mi Valentín? fue una obra que se
trasmitió vía streaming grabado. Es decir, la representación ya había pasado
por los procesos de rodaje y edición para ser transmitida a través de YouTube.
Así, este proyecto se convierte en un cortometraje, mas no un trabajo teatral
trasmitido vía streaming en vivo.
La calidad del vídeo y audio fueron
óptimas. A esto se suma el trabajo de postproducción. Los textos e íconos
agregados tuvieron una posición simétrica respecto a la pantalla del
espectador. Además, no opacaron al protagonista. En general, la composición del
vídeo siempre mostraba como personaje principal a Lorenzo.
Respecto a la actuación, Ibáñez representa
a Lorenzo, el personaje principal del proyecto. El actor crea la misma
atmósfera que todo videoblogger produce en sus vídeos. Así, lo contado en ese
espacio es tan importante para él que mantiene al espectador interesado en
esta. Pues la historia en torno al personaje es concebida por Ibáñez como una real. Esto permite que aquello que acontece sea verosímil en su
situación. Por otro lado, Sánchez McMillan representa al compañero de cita
de Lorenzo. Su personaje aparece en el desenlace de la historia. Por la acción
del habla, se logra entender la historia de este. Sin embargo, no se hallaba el
decir del personaje. Dicho de otro modo, las palabras del personaje hablaban
más que el comportamiento de este. Así, resultaba dificultoso para el
espectador saber su motivación en escena.
La dramaturgia, guion en este caso, fue
realizada por McMillan. Su material es la fusión entre el script de un youtuber
blogguero y un diálogo, que gira el argumento de la historia. Pues esta trata
sobre un youtuber que cuenta a sus seguidores el proceso previo a su cita por
San Valentín con un chico que conoció a través de una app. Luego, McMillan
apuesta por la interacción con diálogo entre Lorenzo, el youtuber, y la persona
que eligió con quien pasaría San Valentín. Este último tramo permite el giro
dramático en la historia de Lorenzo. Así, el discurso creado por McMillan se
muestra entretenido e impredecible para el espectador.
Presentar ¿Quieres ser mi Valentín? en este
tiempo es acertado, pues muestra la vileza de un sector de la sociedad hacia
otro reducido cuánticamente. En ese sentido, la obra sensibiliza al espectador
con la parte minoritaria.
En resumen, la obra contiene un mensaje
claro, específico y preciso para este mundo contemporáneo. Además, es
divertida, imprevista y sensibilizadora, pero, como todo producto final
artístico, aún mejorable.
Elio Rodríguez
23 de abril de 2021
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