La corrupción sin fin
Las inminentes elecciones presidenciales
que se llevarán a cabo en unos días se convierten en el telón de fondo perfecto
para historias que tienen que ver con los abusos del poder político. La
Asociación Cultural Kapchiy, entrando de lleno en el terreno cinematográfico,
como ya lo hiciera en Mi nombre es Javier e Incertidumbre a inicios de este
año, consigue el que quizás sea hasta ahora su mejor cortometraje, tanto en
términos estéticos como de contenido. La visita del Presidente de Martín
Velásquez Marvelat, dirigida por Maricella Vilca Vargas, nos traslada en el
tiempo hasta la Lima del 2041, para mostrarnos que los votos desinformados siempre
producen que la historia se repita una y otra vez.
El joven presidente Francisco (Sergio
Armasgo) mantiene una tensa conversación con Jorge (Renato Piaggio), un preso
político que se dedica a matar su tiempo de encierro con una guitarra. Como era
de esperarse, nuestro futuro mandatario no es una blanca paloma y se dedica a
hostigar y coaccionar al preso para que firme unos papeles, en la única
habitación en la que se desarrolla la historia. Acaso habría sido conveniente
contar con un par de figurantes que funjan de seguridad del presidente, para
darle mayor credibilidad a la situación. En contraparte, Piaggio está
intachable al representar su progresivo desmoronamiento psicológico frente a
las amenazas en aumento y Armasgo sorprende al asumir con solidez un difícil rol,
que en un primer momento parecería estar destinado a un actor mayor, pero que
se justifica plenamente en el final.
Kapchiy y Sierra Sur Audiovisual, con la
dirección de Vilca Vargas, logran darle al cortometraje un acabado muy
profesional, combinando bien los colores, luces y sombras, que crean la cerrada
atmósfera necesaria para este enfrentamiento psicológico, bien llevado por
Piaggio y Armasgo. La trama de La visita del Presidente nos lleva a la
reflexión acerca de nuestra responsabilidad al momento de elegir a nuestros
gobernantes, para no continuar inmersos en los círculos viciosos de poder que
no tienen cuando acabar y que son sin duda, el motivo por el que no despegamos
como país. Es una historia de corrupción que se repite una y otra vez, y es
nuestro deber ponerle freno para que no sigamos por el mismo camino hasta el ya
no tan lejano 2041.
Sergio Velarde
8 de abril de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario