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jueves, 8 de abril de 2021

Crítica: LA VISITA DEL PRESIDENTE


La corrupción sin fin

Las inminentes elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en unos días se convierten en el telón de fondo perfecto para historias que tienen que ver con los abusos del poder político. La Asociación Cultural Kapchiy, entrando de lleno en el terreno cinematográfico, como ya lo hiciera en Mi nombre es Javier e Incertidumbre a inicios de este año, consigue el que quizás sea hasta ahora su mejor cortometraje, tanto en términos estéticos como de contenido. La visita del Presidente de Martín Velásquez Marvelat, dirigida por Maricella Vilca Vargas, nos traslada en el tiempo hasta la Lima del 2041, para mostrarnos que los votos desinformados siempre producen que la historia se repita una y otra vez.

El joven presidente Francisco (Sergio Armasgo) mantiene una tensa conversación con Jorge (Renato Piaggio), un preso político que se dedica a matar su tiempo de encierro con una guitarra. Como era de esperarse, nuestro futuro mandatario no es una blanca paloma y se dedica a hostigar y coaccionar al preso para que firme unos papeles, en la única habitación en la que se desarrolla la historia. Acaso habría sido conveniente contar con un par de figurantes que funjan de seguridad del presidente, para darle mayor credibilidad a la situación. En contraparte, Piaggio está intachable al representar su progresivo desmoronamiento psicológico frente a las amenazas en aumento y Armasgo sorprende al asumir con solidez un difícil rol, que en un primer momento parecería estar destinado a un actor mayor, pero que se justifica plenamente en el final.

Kapchiy y Sierra Sur Audiovisual, con la dirección de Vilca Vargas, logran darle al cortometraje un acabado muy profesional, combinando bien los colores, luces y sombras, que crean la cerrada atmósfera necesaria para este enfrentamiento psicológico, bien llevado por Piaggio y Armasgo. La trama de La visita del Presidente nos lleva a la reflexión acerca de nuestra responsabilidad al momento de elegir a nuestros gobernantes, para no continuar inmersos en los círculos viciosos de poder que no tienen cuando acabar y que son sin duda, el motivo por el que no despegamos como país. Es una historia de corrupción que se repite una y otra vez, y es nuestro deber ponerle freno para que no sigamos por el mismo camino hasta el ya no tan lejano 2041.

Sergio Velarde

8 de abril de 2021

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