“El teatro es para gente valiente”
Hamlet (2019) fue uno de los mejores espectáculos teatrales
del año pasado, dirigido por Chela De Ferrari, presentado en el Teatro La Plaza
de Larcomar y obteniendo por tal trabajo el Premio Especial del Jurado en la
premiación anual realizada por Oficio Critico. Uno de los directores
adjuntos fue Jonathan Oliveros, quien conversó con nosotros y nos
contó muchas cosas acerca de su carrera como actor y director adjunto, dentro de
este proceso que duro más de un año con ocho actores con discapacidad. “En esta
versión recontralibre del clásico de Shakespeare participaron en el equipo de
dirección adjunta varios directores:
Claudia Tangoa (directora de San Bartolo) , Luis Alberto León (autor de La cautiva y Savia) y yo (director de
Liberarte Talleres Especiales, con diecisiete años de experiencia en trabajo teatral con personas con discapacidad); siendo la directora
general Chela De Ferrari,” nos comenta Jonathan, quien también estuvo nominado
como Mejor Actor de Teatro Musical por
su destacada actuación en la comedia musical La loca del frente (2019),
producida por Pedro Iturria de PLAYBILL Asociación Cultural y dirigida por Daniel Fernández.
Inicios y espacios
“Yo empecé a actuar a los dieciocho años, y sabía desde muy niño
que quería ser actor, pero mis padres me dijeron que no lo hiciera, que me
dedicara a otra cosa,” comenta Jonathan. “Así que no me quedó de otra y estudié
Ciencias de la Comunicación en la Universidad San Martin de Porres y es ahí
donde empiezo con mi carrera de actor, al entrar a la universidad audicioné al
taller de teatro de la universidad, que lo dirigía en ese tiempo Iosef Navarro,
hijo de Eduardo Navarro, director del Centro Peruano de Teatro en Miraflores.” Ellos
se encontraban en ese momento dirigiendo una obra de teatro y como Jonathan tenía
varios meses participando del elenco de teatro universitario, es invitado a
hacer un casting, nada menos que para la obra Caricias de Sergie Belbel, quedando en el elenco. “Justo con esa
obra es que empiezo mi carrera, una obra difícil, que tiene bastante texto,
monólogos largos, y bueno, me tocó ser el personaje del niño, eran textos duros y
fue mi primera aproximación al teatro profesional y desde esa época no he
parado.”
Terminada su carrera de Comunicaciones, Jonathan realizo
diferentes talleres de teatro y formo parte de importantes grupos de teatrales,
tales como La Tarumba, Grupo Puesta, Aqualuna Teatro, el Club de Teatro, entre otros. Años más tarde, cursa la carrera de Pedagogía Teatral en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático ENSAD, además de formar parte de Espacio Libre,
colectivo dirigido por Diego La Hoz, por cinco años. Justamente, una de las mejores puestas en escena del mencionado colectivo fue
Especies (2010), con dramaturgia del mismo grupo y la asesoría de la entrañable Sara Joffré, con la
dirección de La Hoz. “Diego es uno de mis maestros a quien le debo muchas
experiencias, también hubo un tiempo que como parte del colectivo vivimos
juntos en comunidad teatrera en Espacio Libre en Barranco.” Precisamente,
Jonathan llegó en la etapa de separación del antiguo grupo. “Lo empezamos a
formar con Jhosep Palomino, Betsabeth Misme y Omar del Águila, con Karlos López
Rentería, quien justo estaba incorporándose; empezamos a cuajar, a consolidar
el entrenamiento físico, porque el teatro físico era nuestra línea de acción,
el teatro laboratorio con Diego, tomando los textos de Sara; en ese tiempo Sara
era muy cercana a nosotros, aparte de ser una de las mejores amigas de Diego.”
Con Especies, Jonathan tuvo chance de salir de gira dentro y fuera del país.
“También
hicimos antes Fe de ratas (2009), con Julio Navarro y Juan José Oviedo y
también nos fuimos de gira a Buenos Aires haciendo todo un corredor de
festivales muy importantes con grupos como El baldío, La Cordura del Copete, La
compañía nacional de fósforos; para mí
eso representó, como artista, mi primera salida fuera del país y eso marca
mucho mi trabajo como actor y como artista, como actor de laboratorio, porque
nos concentramos en desarrollar una propia forma de elaborar nuestro proceso,
de plantear a través del cuerpo y las
acciones físicas.” Pero como todo en la vida, los ciclos se cierran. “Yo
también deseé tomar otros rumbos y también formarme en otros lados y con otros
maestros, fue muy importante para mí seguir experimentando; siempre he pensado
mi proceso como artista nunca termina: un artista tiene que estar continuamente
probándose a sí mismo, absorbiendo de todos lados, por eso a Diego le tengo
mucho cariño.”
Riesgo y libertad
Ya terminando su ciclo en Espacio Libre, varios de sus exintegrantes
deciden fundar la Compañía Teatro del riesgo, con Paco Caparó como director.
“Nos concentrábamos y ensayábamos directamente en el Club de Teatro de Lima;
ahí elaboramos la obra Carne de mujeres (2013), que fue una obra bastante
fuerte y retadora como actor, nos metimos en un laboratorio físico y testimonial
muy intenso, para hablar sobre la violencia hacia la mujer, lo que significa y
lo que representa la mujer hoy en la sociedad,” comenta Jonathan. El mencionado
montaje contó con testimonios reales de las actrices protagonistas. “Tomamos
también el teatro de protesta y de testimonio, queríamos decir algo, queríamos
dejar en el público un sinsabor, una idea, movilizarlos, dejarles algo para que
el público se fuera pensando y tomando una posición al respecto.” El colectivo
solo se mantuvo por un par de años, durante los cuales presentaron también la
interesante Tú no entiendes nada (2011) de Juan José Oviedo. “Fue un trabajo
colectivo que marcó mucho en mi entrenamiento actoral.” Sobre el director
Caparó, Jonathan solo tiene elogios para él. “Él usa mucho el tema de la
improvisación, me parece un actor y un director bastante disciplinado, que
entiende bastante el lenguaje teatral, sabe llegar y explicar las necesidades
que requiere como director y que los actores resuelvan en escena, tiene
bastante empatía, bastante comunicación y se logró la propuesta de teatro de
riesgo, porque esa era nuestra dirección: tomar el riesgo a través de la
escena.” Años más adelante, Jonathan decide encaminarse y formarse como actor en
Teatro Musical, tomando clases en INATEN, escuela formativa para performers en
teatro musical y llevando talleres montajes con grupos como Broadway Peru, La
Compañía Teatro Musical y el Taller de Teatro Musical con Mateo Chiarella en
Aranwa teatro y el Taller de Juan Carlos Fisher en el Teatro La Plaza.
Jonathan tiene una variada gama de obras como director, con
su propio colectivo Liberteatro Producciones. “Empiezo a dirigir propiamente, cuando
me hago cargo de dirigir el elenco de teatro de la universidad San Martín;
empiezo a hacer teatro universitario con alumnos de la misma universidad, en donde
trabajo actualmente; ahí fue mi primera aproximación a dirigir.” Reconoce que
dejó de lado un poco el trabajo físico para dedicarse a realizar espectáculos
de carácter algo más ligero, pero no menos importante. “Empecé a dirigir
comedias con mi colectivo, que se habían
hecho hace muchos años atrás, pero mi objetivo siempre fue darle una nueva mirada a estas comedias buenísimas que se han hecho en los años 50 o 60, comedias
viejas que de repente ahora ya no las hacen, porque están descontextualizadas o
ya se hicieron mucho; entonces tratamos en Liberteatro producciones de darles un
refresh a esos textos, que por más que pasen los años tienen una esencia muy
particular y el público las hace recibido de una manera increíble.” Y
realmente, las comedias de Jonathan logran convocar a una gran cantidad de
público. “Felizmente hay un público que se ha interesado por las cosas que hago
como actor y como director, hemos hecho varias producciones siempre en la línea
de la comedia de enredos y situaciones.”
La primera puesta en escena de Jonathan fue la recordada ¿Hay que matar a la monja? (2014), en donde “descubrió” a la divertidísima actriz
Katherina Sánchez y “rescató” a la no menos notable Cecilia Tosso. “Considero a
Katherina una actriz a la que le tengo mucho cariño, es muy versátil, con la
que se puede trabajar muy bien; aparte que hay una amistad muy grande, eso
ayuda muchísimo.” Jonathan afirma ser de los directores a los que les gusta
trabajar con gente que realmente confíe en el trabajo que hace. “Y que esté
libre y presta a trabajar y envolverse en toda tu locura, porque te hace la vida
más fácil; Katherina confía ciegamente en las cosas que podemos decir y hacer,
sus aportes como actriz son fundamentales, ella me encanta.” También considera
a Cecilia Tosso como una gran profesional. “Es una dama del teatro, una gran
amiga y una compañera teatrera que me ha acompañado en muchas obras y son ellas
dos en las que siempre voy a pensar para una producción, aparte que el público
las quiere muchísimo, las espera, todos me preguntan por ellas, el público
quiere verlas en escena en mis obras.” Jonathan considera, asimismo, que no requiere
para sus producciones actores necesariamente mediáticos, no es para él un punto
que sea necesario, si lo es, bien y si no, también. “Mis actores tienen que ser
buenos actores, yo también apuesto por eso, por darle oportunidad a nuevas caras,
yo no hago teatro comercial con grandes inversiones, hago teatro independiente,
porque todo sale de mi bolsillo, de mi producción; prefiero trabajar con
figuras que entienden lo que funciona en la comedia; porque no es fácil asumir
el rol dentro de una comedia, hacerlo bien y que el público te recuerde; eso
tiene bastante valor.”
Actuar y dirigir
¿Qué requisitos debe tener un buen actor de teatro?
“Primero, la constancia, porque hay momentos buenos y hay momentos malos; el
teatro es para gente valiente,” afirma Jonathan. “Son casi veinte años que
vengo haciendo teatro de diferentes formas y hubo momentos en mi vida en los
que dije: ya no más, ¿podré vivir de esto?, ¿me irá bien?; en mis inicios tuve
muchas inseguridades, muchos miedos, hasta que decidí darle mi vida y corazón
al teatro.” Es por eso que considera, aparte de la resistencia y la constancia,
que la seguridad que uno pueda sentir sobre su capacidad como creador es lo que
demarca tu camino de artista. “Si tú tienes un talento, tampoco puedes echarte
flores y solo quedarte en ¡Ay, qué lindo talento tengo!; el talento se cultiva,
se entrena, se forma; la carrera del actor nunca termina, siempre continúa y
siempre hay algo más que aprender, hasta las grandes figuras del teatro peruano
tienen algo que aprender de los jóvenes valores y viceversa.” Para Jonathan es importante
la “convivencia nutritiva” entre los que más experiencia tienen y los que no
tanto, y apartarse del ego, aunque sea muy difícil. “Considero que el ego puede ser
un limitante para crear y mostrarte en escena, debes sentirte contento con lo
que vales, con lo que creas y aportas, enorgullécete de eso, pero cuando el ego
traspasa las fronteras y genera una mala sintonía, vas a tener una pésima
recepción, porque eso se ve, el público lo siente y percibe.”
Por otro lado, para Jonathan un buen director de teatro debe
“ser muy intuitivo, siento que un director aprende su oficio equivocándose,
preparándose, haciendo, afinando detalles, aprendiendo a recibir comentarios buenos
o malos, eso te ayuda a tener una idea de cómo la gente percibe tu creación, es
un termómetro.” Además, menciona otras cualidades, aparte de la intuición, que son
importantes, como el dejarse envolver o atrapar por la historia que toca
montar y esa terquedad que muchas veces aporta y otras, no. “Ser muchas veces un
loco creador, ¡ojo!, yo considero también que al final un director no tiene la
última palabra ante una propuesta: la última palabra la tiene el público.” Los directores
son vehículos para llevar una historia, es decir, poner en escena temas que
están en el aire, pero quizá nadie se atreve a hablar o tocar. “Considero que
tenemos que tener un tacto muy agudo y delicado para tratar también a los
actores, es como desarrollar un séptimo sentido para poder conocerlos y lograr
muchas veces, sin que el actor se dé cuenta, que haga lo que deseas que haga
como personaje, o que aporte y sacar lo mejor de él en el proceso creador, ese
es un logro importante, hay que tener oficio para eso”. Por último, Jonathan
menciona que un director debe tener muy claro qué es lo que quiere mostrar. “Si
sencillamente quiere hacer reír, bueno, esa será su fórmula y debe quedar claro;
si quiere protestar ante algo, si quiere enfrentarse a una realidad, a una
situación y generar reflexión o generar debate, o solo mostrar y movilizar, bueno,
el director en su oficio irá decidiendo que hacer.”
La experiencia con habilidades especiales
Como ya se mencionó, durante diecisiete años Jonathan viene realizando una muy loable
labor con niños y jóvenes con discapacidad, siendo fundador de Liberarte
Talleres Especiales, que es la primera escuela de artes formativa para personas
con Síndrome de Down y Discapacidad Intelectual. “Mi experiencia trabajando en
Arte y Discapacidad me ha dejado una de las mejores experiencias de mi vida, me
ha enseñado a ser un artista mucho más sensible y entender la diversidad del
ser humano y sus capacidades, conocer las diferentes formas de aprendizaje;
siento que trabajar con ellos es pasar a otra dimensión, es como entrar a otro
código; uno más sincero y honesto , por eso mismo las personas neurotípicas
como tú o yo entendemos de una manera y las personas con discapacidad intelectual
o con síndrome de Down entienden de otra forma, es entonces aplicar una pedagogía distinta, llena de mucha honestidad.”
Si bien todo empezó siendo una experiencia desconocida para Jonathan en un
inicio, tuvo que estudiar e investigar sobre los diversos procesos cognitivos
en esta población y la práctica en ella; ese fue el medidor para darse cuenta que
pueden lograr mucho arriba del escenario. “Cuando estaba en La Tarumba, trabajé
con niños y jóvenes neurotípicos, sin discapacidad; y al entrar en todo este
mundo, fui con toda esa información a trabajar con ellos y pensé que sería
fácil, pero me di un portazo en la cara, con una realidad distinta; pasó el tiempo y pude entender y aprender que el proceso de aprendizaje en ellos es completamente
distinto, las estrategias que se deben usar son completamente diferentes, así
como entender que su grado de atención es corto; tienes que constantemente
tener herramientas o elementos que capten su atención y con los que ya tienes
atentos, puedes conseguir lo que quieras.”
Es así que Jonathan lleva todos estos años trabajando con
discapacidad, del cuales catorce son con Liberarte Talleres Especiales, su propia
escuela para niños y adolescentes con discapacidad. “Son casi diecisiete años
trabajando en discapacidad; en realidad, trabajar con ellos me ha abierto
muchas puertas, siento que me ha hecho conocer gente maravillosa, el encontrar
fidelidad en los padres, en los chicos, en los alumnos, una identificación muy
fuerte con la escuela; y un posicionamiento, eso me hace sentir que el trabajo
es cada vez más importante, está más afiatado y puedo decirte que con los años,
la estrategia pedagógica ha cambiado también.” Jonathan utiliza el canto, el
baile y la actuación como herramientas de desarrollo para su autonomía. “Yo no
hablo de discapacidad, siempre hablo de capacidades, ya que todos tenemos capacidades
y limitaciones, esas capacidades hay que potenciarlas y desarrollarlas para que
tengan calidad de vida y puedan tomar decisiones y enseñarles que el ser humano
es diverso en todo sentido.” Para Jonathan, todos estos años con Liberarte
Talleres Especiales han sido los mejores de su vida. “Considero que Liberarte
está en crecimiento, está llegando a más gente, se está posicionando, está
haciendo que la puerta se le abra a más chicos a nivel artístico, porque ya se
les está considerando y tomando en cuenta, están teniendo oportunidades en televisión,
en miniseries, grabando comerciales, obras de teatro, está habiendo una mayor visibilidad
que antes no había, poquito a poquito se están construyendo cosas, caminos para
beneficio de ellos, para darles una mejor calidad de vida y una oportunidad de
trabajo.” Hamlet fue entonces una excelente oportunidad para mostrar la gran
capacidad de mis actores, seis de ellos son formados íntegramente por mi escuela.
“Los tiempos cambian, la realidad es otra y las oportunidades también son otras;
para mí, eso fundamenta mi trabajo y hace que me mantenga al pie del cañón.”
Durante estos años de trabajo, Jonathan ha realizado
diferentes montajes de teatro musical con voces y banda en vivo y muchas veces
con actores invitados del medio teatral y televisivo. Obras como La Novicia
Rebelde, La Bella y la Bestia, Hairspay, Shrek el musical, entre otras, con
mucho éxito en el teatro del colegio Santa Úrsula y con un número de 500 personas
por presentación. “Considero que la obra de Liberarte que mejor quedó a nivel
de producto, fue Grease, el musical de tu vida (2013), que hicimos con banda y
coros en vivo en el auditorio del colegio Santa Úrsula,” comenta Jonathan. “Estuvieron
todos los alumnos de la escuela, cuarenta y tres jóvenes con discapacidad en escena,
bailando, cantando y actuando este musical que todos recordamos, fue nuestro
primer musical grande; para mí fue un reto lograrlo, porque se estaba viendo
mucho teatro musical en la cartelera teatral limeña, entonces entrar con un
espectáculo realizado por personas con discapacidad generó toda una curiosidad
entre el público y realmente se logró”.
Años más adelante, Jonathan funda otra agrupación llamada “Sin límite Teatro”, que son los alumnos más destacados de la escuela Liberarte y con los que
hacemos teatro y realizamos montajes de obras clásicas, entre los realizados están El Enfermo Imaginario de Moliere, El Jorobado de Nuestra Señora de París de Víctor Hugo y Sueño de una noche de verano de William
Shakespeare. Jonathan considera que el elenco "Sin límite Teatro" es otra posibilidad
que ofrece para que sus alumnos se aproximen a la dramaturgia universal. “Por
qué no hacerlo con personas con discapacidad, claro, teniendo en cuenta las
adaptaciones y posibilidades que ellos poseen.”
Proyectos a futuro
Pero el talento de Jonathan como actor también se lució en
la ya mencionada obra musical La loca del frente. “Conozco a Sebastián
(Abad, actor y compositor musical de la obra) desde hace mucho tiempo, he sido
formado también por él en lo que era su compañía de teatro musical, estuve en dos
o tres montajes bajo su dirección musical, conocía su trabajo y el de Pedro
(Iturria), como director de Playbill; yo me decía ¡qué genial que se esté dando
esto!, esta posibilidad de hacer teatro musical peruano, con letras peruanas, composiciones peruanas y con una historia que refleje de cierta manera una realidad
muy cercana, pero que sea producida netamente por peruanos.” Y es que, para
Jonathan, las mismas propuestas de siempre que se traen de Broadway, ya lucen
un poco agotadas. “Me convoca Sebastian para la audición de La loca del frente,
me dijo que quería que me presente, pero yo le dije que en esas fechas tenía la
temporada de Hamlet y que les iba a hacer perder su tiempo, pero las cosas se
fueron dando solas.” Felizmente, la temporada de Abad y Uturria sería solo los
miércoles, es decir, los días de descanso en La Plaza. “Les dije entonces que sí
iría al casting, me lancé, hubo muchas personas que estuvieron en ese casting,
varios actores amigos míos que se presentaron; fueron tres ruedas de casting
para el personaje y al final, decidieron apostar por mí, por esta loca (ríe) y
yo feliz, porque es un grupo humano increíble, desde la dirección de Daniel
Fernández, la producción de Pedro Iturria, el trabajo musical de Arturo
Figueroa que ha hecho los arreglos, la
composición musical de Sebastián Abad y la asistencia de dirección de Daniel Mariani, es lo que agradezco mucho. Es
un equipo bien bacán, se trabaja muy bien y además, están pendientes de todo
lo que necesitas como actor y es así como se debe trabajar.”
La loca del frente
regresa el 7 de abril y permanecerá en cartelera los martes y miércoles hasta
el 10 de mayo en el Teatro de Lucía a las 8 de la noche. “Las entradas ya se
pueden comprar en Teleticket con un precio súper rebajado, bastante asequible
para todos y es importante que vayan, porque estamos viviendo una época muy
productiva, en el que hay mucho teatro peruano y sería una pena que el público
no vaya,” concluye.
Sergio Velarde
14 de marzo de 2020
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