“El teatro es una puerta que me deja ser
libre”
Dra. Ana L. (2019), creación colectiva
dirigida por Michael Joan, a través de La Fábrica de Creación, fue una de las
comedias teatrales más divertidas y entretenidas del año pasado. Su
protagonista, la joven intérprete Alexia Dalmau, quien le diera vida a esta
sexóloga de curioso apellido (Lewankowski), ganó el premio del público como
mejor actriz en la encuesta propuesta por Oficio Crítico. “Sí tengo familiares
que son artistas,” confiesa. “Yo siempre quise estudiar actuación, pero me lo
impidieron, querían que sea ingeniera industrial; sin embargo, se me volvió a
prender el chip de estudiar actuación a mitad del ciclo y comencé a practicar;
con el sueldo de mis prácticas, me pagaba las clases de actuación en Diez
Talentos con Bruno Odar.” En su colegio, Alexia participaba en todas las obras
posibles, como Peter Pan o La bella durmiente, además de integrar el coro
estudiantil. “Siempre estaba metida en todo lo que estaba relacionado con el
arte, siempre me encantó.”
Maestros y personajes
Joan fue el primer profesor de teatro de
Alexia en su colegio, aunque por un breve tiempo, en el que llegó a estrenar
Annie. “Yo era una de las huerfanitas; Michael siempre ha sido súper aplicado e
inculcaba el teatro en los chicos, así como la puntualidad, la exigencia y la disciplina.”
Alexia se reencontró con Joan en la temporada del verano pasado en
Kontenedores, en la que participó en una pieza dirigida por Bruno Odar. “Bruno
es mi maestro, nos enseñó siempre con la mejor disposición, y sobretodo con la
verdad. Nos explicó desde un inicio que no iba a ser fácil, y si que realmente optábamos
por esta profesión (porque no es un pasatiempo), debíamos de ser disciplinados
y perseverantes; muchos se bajaron, pensaron que al terminar la escuela ya iban
a ser una estrella de cine o tener fama, pero él nos puso los pies en la
tierra.” Alexia perseveró y llegó a su muestra final: El untador de
mantequilla, en la que actuaba al lado de Christian Suito. “Esa fue mi carta de
presentación, era teatro del absurdo, fue una comedia increíble y esa fue la
que presentamos en Kontenedores.”
“Las características que debe tener una
buena actriz de teatro son puntualidad, disciplina y estar dispuesta al juego”,
asegura Alexia. “Por otro lado, un buen director de teatro debe tener mucha
inteligencia emocional, saber comunicarse con sus actores y actrices, y ser empático;
además de saber bien cuál es el objetivo de la obra, para que así se pueda
transmitir el mensaje correcto a los espectadores a través del performance de
sus actores.” Uno de los últimos personajes de Alexia fue Elizabeth en la
versión familiar de Frankenstein (2019), siempre bajo las órdenes de Odar. “Los
personajes que me han tocado interpretar han sido súper diferentes y han
partido de una construcción distinta; por ejemplo, en la construcción de la
Dra. Ana L. partí desde cero, ya que ni siquiera sabíamos de qué trataría la
obra.” La obra, como creación colectiva, partió de la improvisación. “En una de las improvisaciones, fui
una gurú del sexo, a Michael le gustó, y se construyó la obra en base a eso.”
Por el contrario, en Frankenstein el libreto ya estaba armado. “Fueron procesos
diferentes, yo creo que cada personaje tiene un proceso de construcción único,
donde exploras diferentes facetas. Puedes usar las mismas herramientas, pero el
proceso va a ser diferente.”
Público y proyectos
No es un secreto que la comunidad teatral
se encuentra actualmente en una lucha frontal para llenar de público las salas.
Al respecto, Alexia tiene una opinión formada. “Soy ingeniera industrial, lo
que se debe hacer es estudiar el mercado,” comenta. “He creado empresas
ficticias para mis trabajos; entonces, lo que se debe hacer es un estudio
exhaustivo a nuestro público objetivo, qué es lo que le gusta, qué le gustaría
ver, e ir adecuándonos al público como un inicio, más que esperar que ellos se
adapten a nosotros.” Una vez creada esta alianza entre teatro y el público,
recién se puede seleccionar el tema o la obra más apropiada para el público objetivo.
“Sabemos que el peruano no suelta fácilmente la plata, así que debemos hacer
algo atractivo como un enganche, por ejemplo, con la compra de tu entrada, recibe
un descuento en otra obra; debemos aliarnos.” Para Alexia, este es un proceso
que no será de la noche a la mañana. “Lo que falta es educación; estuve en
Europa, el teatro ahí está en todas las esquinas y la gente paga, sí hay una
cultura del teatro.”
Actualmente, Alexia se encuentra preparando
un proyecto con Luis José Ocampo y Miguel Seminario para microteatro. “Además,
estoy en la administración del taller de actuación de Luis José en el Mocha
Graña; creo que mucha gente quiere estudiar actuación y el mayor problema es el
económico,” sostiene. “El taller será a bajo costo, para que estos chicos
puedan ir por primera vez y tener un primer acercamiento al teatro y ya más
adelante, puedan surgir solos, como lo han hecho varios; le enseñaremos al
alumno que si quiere lograr algo, pues tiene que ser disciplinado y no
rendirse.”
El teatro es ya una parte fundamental
dentro de la vida de Alexia. “Más allá de la definición que sale en los
diccionarios, para mí el teatro es una puerta que me deja ser libre; es hermoso,
puedes expresarte de mil y una maneras en diferentes personajes.” A través de
las artes escénicas, Alexia puede comunicar diferentes mensajes y llegar a
muchas personas. “A mí me ha pasado, que siendo espectador he hecho catarsis
con lo que veo; ya sea una obra de teatro, película, novela, serie, me siento
identificada y me hace reflexionar; para mí, la actuación es una liberación y
una forma de comunicar e influir en personas de manera positiva,” concluye.
Sergio Velarde
15 de marzo de 2020
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