jueves, 18 de octubre de 2018

Crítica: LA PEQUEÑA NIÑA


Una niña feliz

La dramaturga y actriz Vanessa Vizcarra, prolífica por sus obras que abordan la complejidad de la personalidad humana (“Una historia original”, “A mi manera”), incursiona en el teatro infantil y familiar adaptando la historia de “La pequeña niña” del joven escritor y músico Luigi Valdizán, quien presentó su cuento en la última edición de la Feria del Libro de Lima, de la mano de Polifonía editores y con la ilustración gráfica de Beatriz Chung. Valdizán, además de actor, cuenta con experiencia en el mundo músical, pues es vocalista de la banda Colectivo Circo Band, grupo especializado en mostrar espectáculos en espacios culturales con la herramienta del circo. El montaje cuenta con las actuaciones de Daniela Baertl como Alma, Camila Vera como Soledad, Macla Yamada como Victoria y el mismo Valdizán como Jerónimo. La producción en general es de la asociación La Bicicleta Amarilla.

El equipo del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico orientó al público de manera muy ordenada y la función comenzó con puntualidad. La asistencia fue un éxito total en todos los términos, pues el aforo del auditorio estuvo casi totalmente lleno de familias enteras y sobre todo, de niños. El montaje destacó por su original musicalidad desde un inicio, pues las tres llamadas teatrales fueron anunciadas de una manera lúdica y graciosa para el público infantil. La historia giró sobre los miedos de la infancia y la capacidad para superarlos; en especial, abordó sobre el miedo de Jerónimo ante un reto que le presentaron sus tres nuevas amigas, Alma, Soledad y Victoria. Cabe indicar que en la versión literal de “La Pequeña Niña”, escrita por Valdizán, solo tenía dos personajes: la niña y un ratón; en ese sentido, fue interesante que Vanessa haya reconfigurado la historia para modificar los personajes y que la historia no pierda contenido.

Jerónimo se mantuvo en la mayoría de las escenas, sentado a un lado del escenario tocando un ukelele que maneja con gran destreza, musicaliza una serie de escenas a las que les aporta contenido dramático. Las tres niñas empezaron jugando a la cuerda y retaron a Jerónimo a participar, pero este se negó; sobre este reto es que comienza el giro dramático. Lo primero que destacó en el escenario, además de los elementos de utilería, fue el maniquí de una niña, que resultó siendo un personaje con el que los actores interactuaban: a Victoria, la niña de overol verde, le molesta que esa niña no tenga miedo como Jerónimo; Alma, que desarrolla un personalidad escéptica y racional; y finalmente Soledad, que representa un personaje con una personalidad tierna e ingenua, que teme a los cambios y obstáculos que se avecinan en la vida. Durante la obra, aparte de la gran calidad de la utilería y el vestuario, cabe destacar la habilidad de las actrices en el arte del circo, pues representaron escenas en las que dialogan mientras están practicando danza aérea con telas, un arte que es difícil de manejar. En síntesis, el montaje tuvo como lección la importancia de la tolerancia frente al temor y exhortó a los padres a promover un ambiente de convivencia y respeto entre los niños.

“La Pequeña Niña” de Vanessa Vizcarra y Luigi Valdizán está en temporada hasta el 2 de diciembre en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. Las funciones son los sábados y domingos a las 4 pm.

Enrique Pacheco
18 de octubre de 2018

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