Un cielo de inocencia
“El niño de junto al cielo” es una obra del escritor peruano
Enrique Congrains, bajo la dirección de Carmen Armas y la adaptación del grupo EnEscena
Teatro. Las actuaciones están a cargo de Carlos Garazatúa (y además, director
del grupo teatral) como el niño protagonista Esteban, así como de Elizabeth Sánchez,
Leo Rodríguez y Mijahil Arana.
Las puertas del teatro se abren puntualmente a las cuatro de
la tarde y piden a los asistentes formarse en fila para organizar mejor el
ingreso. El público no es mucho por tratarse de un día feriado, pero se compone
de familias enteras de padres e hijos. La espera se da en un ambiente musical
muy alegre, compuesto de canciones criollas y un huayno, dando a entender que
la obra giraría en torno a Lima y la migración.
La obra en general es sucinta, pero con gran contenido y la
temática principal es la inocencia del niño Esteban, un migrante que vino desde
su ciudad Tarma a vivir en la ciudad “del millón de cabezas”, al cerro del
Agustino en Lima. Su madre, símbolo de amor y tenacidad frente a la adversidad,
tratará de proteger a su hijo de las maldades de una urbe en donde la ternura e
inocencia de un niño no son apreciadas, sino más bien aprovechas.
La escenografía es sencilla, no cuenta con muchos elementos,
más que una silla y mesas de comer que simulan la vivienda de Esteban; por otro
lado, el vestuario sí que es cuidado y es evidente el esmero del grupo de
teatro en aproximarlo a los de una Lima de mediados de los años 50 o 60. Tanto Esteban
como su madre, muchas veces, bajan desde el escenario y no pierden el sentido
de la cuarta pared teatral. Las actuaciones son buenas y creíbles, sobre todo
por las expresiones faciales de Esteban y el uso de un humor particular en
algunas escenas. Existen varios juegos de palabras o una simulación de
persecución que genera muchas risas entre todos los espectadores. Una actriz, a
lo largo de la obra, es la voz de la conciencia de los personajes y guía al
público sobre las diferentes situaciones y transformaciones emocionales por las
que ellos atraviesan, especialmente madre e hijo.
Sin embargo, el final de la historia da un giro desgarrador
para el público que queda en silencio: es la tragedia de Esteban, el niño cuya
ternura es traicionada por la maldad de una amistad engañosa. La iluminación es
modesta, pero necesaria y no exagerada. La despedida de los actores es
sencillamente única, pues no solo se despiden, sino que lo hacen personalmente
y agradecen a cada uno de los espectadores su asistencia a la función.
“El niño de junto al cielo” se está presentando en una muy
breve temporada este mes de abril, los días 21 y 22 a las 4pm en la Asociación
de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Centro Histórico de Lima). Es importante
mostrar nuestro reconocimiento a Carlos Garazatúa, quien al final de la
presentación muestra un agradecimiento a mi persona por parte de Oficio
Crítico, por haber venido a apreciar su obra.
Enrique Pacheco
17 de abril de 2018
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