“Si un actor no lee poesía, entonces está perdido”
“Es muy extraño que los actores seamos tímidos y solo
queremos subir al escenario a que nos vean 800 mil personas”, afirma la joven
actriz Eliana Fry García-Pacheco, ganadora del premio otorgado por El Oficio
Crítico a la mejor actriz de reparto en Comedia o Musical por Mientras canta el verano, espectáculo teatral de Espacio Libre. Ella empezó en el mundo del arte
interpretativo en el colegio, uno pequeño, pero en el que se hacía mucho
teatro. “Una vez al año hacían una obra en inglés y yo me lo tomaba muy en
serio”, recuerda. “Curiosamente, en los últimos años en el colegio mi profesor
de teatro fue Santiago Abadía (recordado actor en la primera etapa de Espacio
Libre); con él, en el colegio, hice una de Espacio Libre, Un príncipe para tres
princesas, que luego sería la primera obra que profesionalmente haría con Diego
La Hoz. La montamos en el Marsano, con mucho éxito. Fue mi primera conexión con
el teatro y una extraña coincidencia. Creo que mi corta vida en el teatro está
llena de coincidencias”. Años más tarde, Eliana pasaría a ser parte activa del mencionado
colectivo, participando en algunos de sus montajes más emblemáticos.
Sus primeros pasos
Eliana tomaba tan en serio la actuación, que estando en
quinto de secundaria entró al taller de formación actoral con Leonardo Torres Descalzi,
que por aquel entonces dictaba en Surco. “Yo salía del colegio y tres veces a
la semana mis padres me levaban al taller de 7 a 10 de la noche. Teníamos un
auditorio enorme (era un taller municipal) y durante las temporadas se
repletaba de vecinos”. Torres Descalzi recomendaba castings a Eliana y ella, de
pronto, terminó grabando una miniserie en Canal 7 con Miguel Iza y Andrea Montenegro.
Después entra al taller que Iza dictaba en el Dance Studio de las hermanas
Cayo, y sin proponérselo, acepta la invitación para actuar en la exitosa
teleserie ¡Qué buena raza! “De pronto me vi en una vorágine de actuación”,
reflexiona. “Era menor de edad, no era consciente de lo que pasaba. Una chica
de 17 de esa época no era la misma que una de ahora. En retrospectiva, yo solo
quería actuar, las cosas pasaban y las tomaba. Mis padres jamás me dijeron no,
no cuestionaban mis decisiones, me apoyaban en todo, reconozco que he sido
afortunada.”
Tiempo después, Eliana tomó una decisión que ni ella misma
alcanza a comprender. “Me aparté del teatro y estudié Mecánica automotriz”,
comenta sorprendida. “Fue una época espantosa. Salía del teatro de ver una
función llorando, porque no sabía por qué lo había dejado. Al final estudié
periodismo, y me encantó. Me gusta escribir aunque tengo problemas con la
ficción; mi capacidad de análisis y creación está por otra parte”. Finalmente,
en el 2011, decide regresar a hacer teatro pasara lo que pasara. “Nunca perdí
contacto con Diego (director de Espacio Libre) desde aquella vez que trabajamos
juntos. Me vuelvo a contactar con él y entro a la primera generación de Libera(c)ciones,
estrenando la primera versión de Mientras canta el verano, escrita y dirigida
por Diego. Desde ahí estoy trabajando con él; soy parte, pero no propiedad de Espacio
Libre”. Eliana llevó posteriormente talleres con el colectivo Ópalo y
actualmente, con Roberto Ángeles.
El trabajo en colectivo y futuros proyectos
La veterana actriz Aurora Colina leyó los textos de Mientras
canta el verano y Los funerales de doña Arcadia y le gustaron. “Así que cuando
repusieron los montajes, esta vez como repertorio del grupo, participó en ellos
y pude trabajar con ella”. A pesar de las diferentes metodologías que tenían
ambas actrices, Eliana valora mucho el aprendizaje con Aurora. “La ves parada
haciendo lo que sabe hacer y no te queda otra que tomar apuntes”, asegura. “Lo
mejor de Au –como yo le digo- es todo lo que tiene que contar pues no hay
registro de las actividades teatrales desde la última etapa del 70 hasta mitad
del 80. Lo que más hago con ella es conversar, en sus historias me va develando
su visión del quehacer teatral”. Si bien es cierto existieron algunas
discrepancias entre ellas, Eliana aprendió que la mejor manera de comulgar con Aurora
fue a través de la palabra. “Tengo la impresión que ella guarda algunos
preceptos, ideas sobre cómo era el teatro cuando ella tuvo que dejar el país,
siento que le cuesta entender lo que pasa ahora después de tantos años fuera.
Pero agradezco tanto poder trabajar con ella, poder verla y, principalmente, conversar.
Tiene ochenta años y una gran memoria, que es un poco la memoria de nuestro
teatro.”
Indudablemente Diego La Hoz ha marcado la carrera de Eliana.
“Le agradezco que me rescatara, él no me dijo “no” y se sentó a escucharme”,
recuerda. “Me permitió entender el teatro desde el otro lado. Yo había sido
formada con otra base, otra técnica y a eso súmale la cantidad de años que me
alejé. Fue importante regresar desde la exploración”. Eliana agradece también
las millones de peleas que tuvo con Diego, ya que como ella misma afirma, ambos
se quieren mucho. “Tenemos fuertes encuentros que no mellan nuestro trabajo ni
nuestra amistad. Me parece hermoso este extraño proceso de discrepancia y
diálogo que tengo que él”. Asimismo, agradece también a todos sus profesores,
pues ellos han estado presentes cuando ella los necesitaba para hacer sus
catarsis. “Diego, Miguel, Jorge, Leonardo… no hubiera podido entender al uno
sin el otro.”
“Considero que un actor debe tener disciplina, respetar las
horas de ensayo, entender que el ensayo es lo más importante de un proceso
creativo”, afirma Eliana. “Creo en aquella frase que dice que el teatro es como
un estilo de vida. Debes vivir con él en tu día a día”. También asegura que el
actor no debe mentir. “Puede tener trucos, mañas, técnicas, eso es parte del
oficio. Pero me parece fundamental que tú no te estés engañando. Todos entramos
en la convención de que todo es mentira. Yo sí creo que uno actúa para el actor
del costado y no para el público”. Además, afirma que es fundamental la
investigación, es decir, que el actor debe estar lleno de referentes
constantemente. Y para ella, todo es un referente cotidiano: el cine, la
pintura, las artes plásticas, la cocina. “Un actor que no investiga no va a
proponer, ni caracterizar, ni apoyar a la creación común. No quiero
generalizar, pero tengo la impresión que la gente joven no lee o lee muy poco,
y si un actor no lee, y menos poesía, entonces me parece que está perdido.”
Para Eliana, un director debe propiciar el diálogo, un
feedback para el actor. “No solo que diga por acá no, y tampoco que tenga todo
claro. Me parece genial que cuente solo con una hoja de ruta, pues entonces dónde
queda la chamba del actor. Un director no debe ser un montajista, debe
permitirse romper su hoja de ruta”. Considera además, que durante la temporada,
el director debe permitir al actor proponer y revisar la obra, pues con el
espectador toma un giro completo. “A mí me ha pasado, en la cuarta o sexta
función, que descubro por dónde va un diálogo o el subtexto de una escena”.
Este 2016, Eliana continuará con el taller con Roberto
Ángeles y aparecerá en una telenovela en Canal 7. “Además acabo de inaugurar la
web de crítica y análisis teatral ¡Mucha Mierda! Así puedo amalgamar mis dos
profesiones: actriz y periodista. No será una agenda cultural, ni un
recomendador. La idea es generar textos propios y perfiles, que el lector de
cualquier índole, no solo dentro del aparato teatral y cinematográfico, se pueda
interesar”. La mencionada plataforma virtual cuenta con cuatro secciones: la
que recomienda espectáculos, sin emitir juicio de valor; la dedicada a las
entrevistas sobre procesos y perfiles; la que contiene crítica y análisis; y la
que genera memoria a través de textos y noticias antiguas. “La idea es contar
con un espacio para generar material de diálogo y recuperación de información.
Este proyecto me emociona”, finaliza.
Sergio Velarde
25 de enero de 2016
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