“El talento es importante, pero sin disciplina no llegas a
ninguna parte”
“Es
importante que se enseñe teatro en los colegios”, afirma Roberto Ruiz, ganador
del premio de El Oficio Crítico al mejor actor en Comedia o Musical por Víctor o los niños al poder. “Pero no para formar necesariamente actores. Creo que sí
debería existir alguna disciplina artística, ya sea música, pintura o teatro
para que el niño explore, cree y haga volar su imaginación”. A Roberto siempre
le llamó la atención la actuación desde chico e ingresó a cuanto taller se
abría. “Me metí a guitarra, a karate y siempre los
dejaba. Yo quería ser actor, pero no había taller de teatro en mi colegio. Mis
padres me decían que si quería ser actor lo tomara como un hobby”, recuerda.
Su
aprendizaje y montajes destacados
Para
Roberto, todos los maestros y directores que tuvo le han aportado algo a su
carrera. “Empecé en un taller con Carlos Acosta y Cesar Bravo a los 17 años,
con ellos aprendí algunas bases para desarrollarme como actor. Los recuerdo con
mucho cariño. Al terminar me invitaron a participar en un montaje semi profesional.
Con ellos reafirmé que esto me encantaba y que quería seguir”. A los 21,
Roberto ingresó al taller de Roberto Ángeles, en donde recibió una formación
más completa, para luego reforzar su aprendizaje con Alberto Isola durante 6
meses. “Luego viajé a Paris y me quedé 4 años, estuve en dos escuelas de
actuación en donde redescubrí cosas que ya daba por sentadas y pude explorar
otras.” Consultado sobre los estilos de actuación en Francia comparados con los
de nuestro país, Roberto considera que “el estilo latinoamericano es un poco
más expresivo.”
De
regreso en Perú, Roberto participa en uno de los mejores montajes del 2014:
Metamorfosis, con la dirección de Rodrigo Chávez. “Fue un placer el proceso”,
menciona. “Las ideas que proponía Rodrigo y el trabajo que hicimos en conjunto dio
el resultado que vieron. Él siempre estuvo abierto a las propuestas e iniciativas.
Fue un trabajo colectivo (obviamente guiado por él) muy interesante, ya que
dejamos el naturalismo por el expresionismo. Todos aprendimos un poco y lo
ejecutamos”. Ese mismo año, Roberto participa en otro reconocido montaje, con
un personaje muy particular. “Interpretar a Juan Ramón Jiménez en Un fraude epistolar fue casual. Conocí a Giovanni (Ciccia, director de la obra) hace
muchos años en el musical Jesucristo Superstar. Siempre decíamos que haríamos
algo, que trabajaríamos juntos, hasta que me propuso la historia. Revisé el
texto, me gustó y le llevé una propuesta. No fue exactamente lo que quería,
pero así empecé y tomé el personaje. Leí mucho sobre JRJ, documentales,
películas y por supuesto sus poemas, hubo mucha investigación“. Por interpretar
de manera tan precisa al poeta español, Roberto fue nominado por El Oficio
Crítico como uno de los actores del año.
El
valor de las artes escénicas
Para
Roberto, un buen actor de teatro debe tener disciplina en el trabajo y también consigo
mismo. “Debes ser también generoso y saber compartir. Eso es muy importante al
trabajar en equipo, porque el teatro es colectivo”. Sobre el talento que
deberían tener los actores, Roberto piensa que “todo ser humano puede aprender
lo que quiera y lo que se proponga; creo mucho en la persona que nace con dos
pies izquierdos, pero que quiere ser bailarín y lo hace porque tuvo disciplina,
se marcó una meta. Entonces, el talento es importante, pero sin disciplina no
llega a ninguna parte.” Por otro lado, un buen director de teatro “debe
escuchar siempre a sus actores y saber acompañarlos en el proceso. Siempre
respetar su trabajo y nunca prejuzgar, no dejarse limitar por algunas ideas.”
Roberto ya está empezando a involucrarse
seriamente en la dirección, pues ya asistió a Jaime Nieto en El proyecto
Laramie (2013) y a Norma Martínez en Stop Kiss (2015). “Como director invito a
jugar a los actores; a veces puedo tener claro a donde quiero llegar y descubro
con los actores, construimos juntos el camino. Y tener humildad para no dar
nada por sentado”. Considera además que es una ventaja para su trabajo como
director el ser actor. “Pero no es indispensable, me atrevería a afirmar que se
entiende mejor al que está parado en el escenario. A veces el director tiene todo
claro, pero el actor no tanto y el lenguaje que usa el director no siempre es
el apropiado.”
Sobre
Víctor o los niños al poder de Roger Vitrac, una de las mejores comedias del
2015, Roberto reconoce que estuvo en Francia y “no había escuchado nada sobre Vitrac
ni que existía la obra”. Cuando es convocado por el director Gonzalo Torres
para este montaje de estilo surrealista, Roberto leyó el texto también en francés
y se enamoró de la obra. “Hablé con el director y le pregunté cuál era su
visión, cómo quería al personaje de Víctor, como un niño niño o un adulto que
hace de niño. Empecé entonces mi trabajo de observación, trabajé mucho con Stephanie
(Orúe, su compañera de escena en la obra), nos encerramos a ver películas donde
hubieran niños. Observábamos y discutíamos conductas, movimientos, relaciones,
etc. Lo primero que hago siempre es observar, busco todas las referencias
posibles que puedan ayudarme a construir mi personaje.”
Sobre
los proyectos que tiene Roberto para este año, menciona que seguirá dirigiendo
micro musicales en un Microteatro Lima, y que además participará como actor en una de
las temporadas. “Para fin de año estaré en un proyecto en el Teatro de la
Universidad del Pacífico con el director francés Gilbert Rouvière, que ya
ha trabajado aquí hace algunos años con Miguel Iza y Liliana Trujillo”. Además,
ha terminado de grabar sus escenas para la cinta nacional El candidato,
dirigida por Álvaro Velarde, protagonizada por Los chistosos de la noticia,
interpretando a un asesor presidencial. Todos los éxitos para Roberto en este
2016.
Sergio Velarde
26 de enero de 2016
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