domingo, 1 de septiembre de 2024

Crítica: HISTORIA DE UNA CIUDAD FRÍA


Una Lima desde adentro

Cuando pienso en Lima, pienso en bullicio, ruido, movimiento, caos, energía, esa es la Lima que yo conozco. Pero en Historia de una ciudad fría vemos otra cara de nuestra ciudad, una ciudad fría por distante, por lejana, una ciudad que muchos habitamos pero que constantemente nos rechaza y que pocos nos detenemos a observar, esa también es Lima. 

En el marco del ciclo “Teatro en el centro” del ICPNA, se presenta Historia de una ciudad fría, obra escrita y dirigida por Christopher Gaona, coproducida por Punto y Coma Teatro y Médula Sala de Teatro e Investigación. La puesta en escena nos presenta una Lima desde la vivencia y mirada interior de cuatro personajes marginados: una barrendera, vieja amiga de Lima (Pilar Núñez); una secretaria sin nombre (Gabriela Jordán); un muchacho solitario (Adrián Huamán); y un migrante obligado a dejar atrás su propia ciudad (Godo Lozano), acompañados de un coro (Ernesto Ayala y Santiago Montoya) que representa a los otros habitantes, los limeños. En la obra vemos una Lima desde los ojos de estos personajes marginados y cómo la ciudad ha ido moldeándolos en carácter, derrumbando sus sueños y esperanzas de encontrar un lugar, un nombre, un rostro en esta ciudad.  

Si bien es cierto, en escena no vemos a la Lima caótica, salvaje, bulliciosa y agresiva en la que todos nosotros nos sumergimos a diario y a la cual estamos ya tan acostumbrados, la propuesta plantea tomar distancia de esas características para presentar la ciudad desde el mundo interior de cada personaje, y desde ahí contemplar la ciudad. A través de diálogos bastante descriptivos, cada personaje narra sus vivencias en forma de collage, creando una serie de momentos que eventualmente convergen brevemente en la historia. 

Por otro lado, a través del cuerpo como medio para la elaboración escénica y de la danza, vemos diferentes momentos típicos a los que nos enfrentamos al habitar lima. Así, con la performance de los cuerpos, muestran esa incomodidad de viajar en transporte público, siendo uno de los momentos más interesantes de la obra. Sin embargo, en algunas escenas el trabajo corporal plantea figuras y movimientos que no aportan al entendimiento de la historia, sino al parecer una búsqueda más conceptual y estética. Complementando al trabajo actoral, la propuesta de dirección en cuanto al uso de escenografía y recursos es sencilla, destacando por los cuerpos como elemento principal en escena, con todos los actores siempre presentes y con un juego de elementos, principalmente de luces, que le dan dinamismo y más ritmo a la obra. Un detalle que podría mejorar es el manejo de las salidas del escenario en las escenas finales, ya que el uso de la puerta de emergencia, que da al estacionamiento del teatro, genera un quiebre en la atención y conexión del espectador.

Por otro lado, cabe destacar que esta propuesta no utiliza muchos elementos sonoros para ambientar ni crear una atmosfera propia de la ciudad. Además, el video sin sonido mostrado al inicio de las calles de Lima, si bien puede tener intención de contextualizar el espacio en el que se desarrolla la obra, no tiene relación justamente con la mayoría de los lugares mencionados. 

En conclusión, Historia de una ciudad fría nos muestra una Lima que, aunque puede resultar ajena para algunos, nos invita a tomar distancia y redescubrirla a través de los ojos de personajes. Así, vemos una ciudad distante y silenciosa, lejos del bullicio y caos que usualmente la caracteriza. Esta Lima, moldeada por la soledad y la introspección, nos revela las huellas que la ciudad deja en sus habitantes más invisibles. 

Alexandra Valdivieso Chudán 

1° de setiembre de 2024

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