Una historia poco clara
Distorsión es una
obra que ataca principalmente al pensamiento, y que, a partir de ciertas
premisas metas teatrales, desarrolla su argumento en una estructura narrativa
circular. De un inicio confuso, frío, donde los personajes van acomodándose en
el escenario, van acomodando su energía, tímidos.
La obra crece luego de esa coreografía y a partir de la
intervención del texto en la escena. Cada uno de los personajes tiene ciertas
particularidades, aunque estas no terminan de encajar; cada personaje comparte
una idea o un universo de cómo son, y como viven la historia. En ese sentido la
obra puede volverse un poco difusa, con la cual solo puedes conectar desde la
búsqueda de entenderla. Te engancha, sí, para tratarla de entender y descubrir
el artificio final.
Las actuaciones, en general, dentro de lo normal. Destacan
Martín Velásquez y Joaquín de Orbegoso, quienes lograron desarrollar a sus
personajes, darles matices y alimentarlos desde la verdad del texto. Los otros
personajes jugaban más un papel de arquetipos, o no llegaron a expresar lo que
querían ser.
Al final, la obra tiene un componente conceptual que puede
ser interesante por momentos, pero se queda a medio camino, pues los personajes
no conectan con los dos principales, van por su propio rumbo. La historia no se
unifica y no lleva a nada conciso.
Omar Peralta
26 de setiembre de 2024
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