Ficciones para sobrevivir a la realidad
Laboratorio de creación escénica -en su quinta edición- a cargo de Bea Heredia, nos comparte a través del ritual escénico, la materialidad creativa de ocho mujeres. Estas juegan, experimentan, reconstruyen y generan una poética llena de transformación individual y colectivamente, donde se realiza un intercambio de sentires, visiones, saberes entre las mismas y con el público.
De esta manera, partiendo de sus experiencias e identidades las creadoras oscilan entre la realidad y ficción logrando un espectáculo que contiene danza, teatro, música, performance, testimonio, clown y más para descomponer y visibilizar aquello con lo que las mujeres peruanas conviven día a día. Siendo así entonces, un espacio para transformar el dolor, una pérdida, los miedos, frustraciones, anhelos, sueños y deseos en piezas escénicas unipersonales y colectivas para la liberación y celebración de la voz femenina.
Además, este espacio de creación surge inspirado por la fuerza medicinal, sanadora y protectora de la Ruda; conocida como “la hierba de los mil usos”. Y esa es la esencia de este espectáculo, hay quienes dicen que no hay mal que la ruda no pueda remediar, así como el teatro, abordado como espacio para la constante transformación, para dar vida.
Por ello, este proyecto bien sostenido, sin ningún ánimo de aleccionar, pero cual abrazo cálido y tierno, aborda temas como la soledad, la presión social, la maternidad deseada y no deseada, la trascendencia y la revisión de nuestra ascendencia y descendencia, para tal vez, cada una de estas voces, cuestionarse y cuestionarnos aquello que les hirió, detuvo e inspira, pero que, sobre todo, reconocen como problemática en la sociedad.
Finalmente, la propuesta destaca por la originalidad de cada uno de los trabajos; piezas compuestas desde la sinceridad de cada una de estas mujeres. Lo único que recomendaría es evaluar el espacio donde se desarrolla la acción, dado que es tan amplio que lo que se dice no llega a los espectadores que nos encontramos en las escalinatas.
No obstante, el hacernos parte desde un inicio y recoger testimonios del público, nos mantiene expectantes, al igual que el material escénico que prevalece en el espacio de inicio a fin. Con el que cierra la experiencia, pues concluida la acción, surge el dialogo como invitación necesaria para engranar colectivamente cada una de las piezas que se perciben únicas e íntimas.
Conny Betzabé
2 de agosto de 2023
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