Sólido entretenimiento metateatral
El mundo del Teatro siempre ha sido una atractiva fuente de
inspiración para crear curiosos espectáculos escénicos a partir de este mismo.
Los primeros acercamientos a este arte, el descubrimiento del talento, el
sacrificio que conlleva esta profesión, las frustraciones varias, los ensayos y
los estrenos posteriores aportan los suficientes ingredientes como para cocinar
atractivas propuestas para los espectadores. Pues bien, producida por Teatro
Caleta, tuvo una brevísima temporada el mes pasado la obra Mi primer montage, de dramaturgia colectiva y dirigida por el actor
Julio Navarro en su primer trabajo como director, el cual se valió de este
recurso metateatral para componer una muy simpática propuesta escénica.
Al íntimo espacio del Cine Teatro Caleta de Barranco llegan la
Chata (Briana Campos) y Chimbote (Edward Palomino), dos jóvenes estudiantes de
actuación, dispuestos a realizar su ensayo general, con todo el ánimo y energía
característicos de los todavía novatos en estas lides. Son dos microobras,
dentro de la “obra” oficial, las que se son interpretadas sin tacha por los
actores. Sin embargo, ambas tramas (que involucran a una vendedora ambulante
maltratada en una unidad de transporte y a una joven y “sociable” señorita en
compañía de su perro) no parecen querer señalar las actitudes poco humanas de
la sociedad, sino que sirven de pretexto para mostrar el carisma y versatilidad interpretativa de la pareja. Sus conversaciones como actores, en medio de las micropuestas,
contienen quizás los mejores momentos del espectáculo, pues evidenciamos la
obstinada pasión de la juventud por mantenerse vigentes en uno de los medios
artísticos más difíciles y sacrificados.
Navarro consigue un limpio trabajo con los escasos elementos
que dispone (una sillas, unas telas de colores para los actores que visten de
negro), para crear las entrañables y fluidas secuencias; y tal como los dicen los mismos
intérpretes, de manera minimalista. Sin duda, la mayor fortaleza del montaje es
el trabajo en conjunto de Campos y Palomino, quienes tienen química en escena y
se complementan de manera adecuada y lúdica. Acaso el único cabo suelto sea el
de no descubrir el porqué de la palabra “montage” con “g” en el título. Sin
contar ese detalle, Mi primer montage
es un discreto pero muy digno trabajo escénico de “Teatro desde el Teatro”, que
bien merecería una pronta reposición.
Sergio Velarde
3 de abril de 2023
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