Terapia en cuarentena
Las consecuencias que viene generando el encierro por la
crisis sanitaria son enormes, pero no debemos olvidar una de las peores: la
psicológica. Nada podrá reemplazar nunca el contacto físico con una videollamada,
así esta sea en pantallas de la más alta definición. Los alcances del daño
provocado por el encierro deben ser medidos y evaluados. Justamente, ese es el
tema que aborda de manera ingeniosa la última coproducción del Club de Teatro
de Lima y el colectivo Panparamayo, en la que el público es partícipe de la
relación que se genera entre una paciente y su terapeuta, titulada Mirando a Miranda.
La propuesta escénica es una creación colectiva
interdisciplinaria, en la que nos involucramos en la trama desde varios días
antes de la función, a través de un grupo ficticio de WhatsApp, en la que ambas
mujeres comparten mensajes, imágenes, audios y videos diariamente. Esta
herramienta virtual, utilizada recientemente en Buzón de voz del colectivo EspacioLibre o en Eso que nos altera de El Quipu Enredado, por ejemplo, es efectiva en
preparar a los espectadores para la emisión en vivo de la puesta virtual. Y
esta no decepciona, pues se logra percibir el vínculo afectivo entre ambas
mujeres, que terminan incluso intercambiando los roles de soporte emocional,
hasta una secuencia puntual en vivo que rompe la convención con el espectador,
pero que resulta muy pertinente para entender sus mundos interiores.
Sheillah Gutiérrez, responsable del proyecto como dramaturga
y actriz, consigue una entrañable propuesta escénica, muy bien secundada por la
actriz Patricia Gutiérrez; ambas interpretan con mucha sobriedad y convicción a
sus personajes. La directora Leticia Robles Moreno consigue un espectáculo
completo y fluido, lleno de detalles y múltiples lecturas, apoyada en un
impecable diseño de arte, así como en la musicalización y en las secuencias previamente
grabadas. Mirando a Miranda es una sólida puesta en línea que explora no solo
las posibilidades de las aplicaciones virtuales para contar historias, también los peligros emocionales que viene generando la reclusión obligatoria.
Sergio Velarde
5 de setiembre de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario