Un fantasma paternal
La última vez que vi un
espectáculo de este nivel fue con El Proceso de Daniel Goya. En esta
oportunidad, retratando una entrevista con ironía. Creo que la palabra más
sucinta para describir el montaje es precisamente esa, ironía. También destacar
la gran capacidad de desenvolvimiento escénico que demostraron Santiago Giraldo
(también el dramaturgo) y Rodrigo Masías.
El montaje fue
relativamente breve, pero atractivo desde el primer momento, pues el inicio es
demasiado bizarro: una entrevista con un fantasma y no solo eso, sino que se
trataba de un concurso, al estilo licitación pública, para conseguir ser un
fantasma. Una serie de situaciones irónicas, pero estéticamente simpáticas,
acompaña la aventura de este aspirante a fantasma para alcanzar el puesto. De
las actuaciones, destaca el trabajo de Giraldo, por la organicidad alcanzada.
Siempre es un privilegio ver un montaje de los chicos del Club de Teatro de
Lima, que a pesar del contexto actual siguen haciendo teatro. Hacia el final,
el montaje cobra un sentido muy paternal, con un mensaje muy emocionante
relacionado con la familia. Creo que la propuesta tranquilamente podría estar
en las clasificaciones de obras para la familia, si se le editaran algunas
escenas.
Por otro lado, el
vestuario de los actores fue interesante, se notó trabajo para estar a la
altura del contexto. Aunque acaso algo de música original habría hecho de esta Entrevista
para ser un fantasma algo más atractivo. De la producción, lo mejor del montaje
fue definitivamente la conmovedora escena final, realmente brillante. El montaje deja una sensación de saber más de la historia y eso
basta para decir que alcanza a emocionar mucho y con originalidad. Fue relativamente breve, pero igual,
felicitaciones a los actores y a todo el equipo.
Enrique Pacheco
17 de diciembre de 2020
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