viernes, 4 de diciembre de 2020

Comentario: UN VIRTUAL RENACER


De todas las crisis históricas, la cultura y sus artes siempre han logrado reinventarse.

El arte es una energía viva que se alimenta de lo potencialmente humano, sobre todo, de las crisis.

No puedo pretender escribir algo más importante hoy sobre el teatro y la cultura. Si hace más de 72 años seguimos hablando de lo mismo, como Antonin Artaud dijo en el prefacio de su gran obra El teatro y su doble.

“Nunca, ahora que la vida misma sucumbe, se ha hablado tanto de civilización y cultura. Y hay un raro paralelismo entre el hundimiento generalizado de la vida, base de la desmoralización actual, y la preocupación por una cultura que nunca coincidió con la vida, y que en verdad la tiraniza. Antes de seguir hablando de cultura, señalo que el mundo tiene hambre, y no se preocupa por la cultura; y que sólo artificialmente pueden orientarse hacia la cultura pensamientos vueltos nada más que hacia el hambre. Defender una cultura que jamás salvó a un hombre de la preocupación de vivir mejor y no tener hambre no me parece tan urgente como extraer de la llamada cultura ideas de una fuerza viviente idéntica a la del hambre.

Tenemos sobre todo necesidad de vivir y de creer en lo que nos hace vivir, y que algo nos hace vivir; y lo que brota de nuestro propio interior misterioso no debe aparecérsenos siempre como preocupación groseramente digestiva. Quiero decir, que si a todos nos importa comer inmediatamente, mucho más nos importa no malgastar en la sola preocupación de comer inmediatamente nuestra simple fuerza de tener hambre. Si la confusión es el signo de los tiempos, yo veo en la base de esa confusión una ruptura entre las cosas y las palabras, ideas y signos que las representan. …”

Tal como el nombre de su obra, podemos decir que la vida es el doble del teatro, y que hoy más que nunca vuelve a nosotros esta revuelta donde la vida (y la peste) sacude los cimientos más acentuados e inertes en el arte y los hace vivir. Hacer teatro es un acto total; el arte teatral es el arte del ser humano. Queramos o no, el teatro es un suceso que nació como ritual. Un ritual en el que se celebra al ser y sus dimensiones. En el que se vivencia la común unidad “la comunidad” al ser dentro de su sociedad. El acto teatral es por excelencia un acto vivo, que necesita de toda la percepción corpórea para ser vivenciado. Estas circunstancias de emergencia nos colocaron a todos los teatreros a confrontar nuestras formas, aquellas formas que estaban moribundas y no movilizaban a nuestra sociedad.

Nos preguntamos sobre el espectador, sobre qué eventos producimos, pero sobre todo ¿cuáles son nuestras herramientas?, ¿cuál es la esencia del evento teatral? Se dieron exploraciones, intentos, cuestionamientos, dificultades. Y por fin podemos decir que se ha creado un híbrido que no es teatro, pero que es una experiencia performativa y visual, que utiliza muchas veces recursos escénicos tratando de mantener vivo lo teatral. Han aparecido términos para referirnos a esa vivencia virtual en sociedad: tecnovivio. Más allá de ser un año de investigación, revisión y adaptación, nos ha permitido volver a revisar términos. Dotar de actualidad nuestras posibilidades.

Algunos grupos optaron por esperar investigando, otros investigar frente públicos virtuales. Seguro hay muchas cosas por decir aún de este fenómeno “escénico virtual”  Pero no podemos negar que como la peste, la vida nos ha inundado de realidad, ha hecho morir algunas formas antiguas y nos ha enfrentado a ella. No hay quién pueda decir que “la peste no ha llegado a mi puerta”. Todos nos hemos visto afectados, movilizados y con ello, nuestro arte. Estoy segura que todo el 2021 seguiremos siendo testigos de esta afectación. El arte absorbe, se nutre de la vida y la vida, del arte. Pero la verdad, espero con muchas ansias volver a encontrarme con cuerpos que interactúen en escena conmigo y cuerpos que compartan la fiesta sensible que nos regala una función.

Los rituales desde siempre fueron necesarios para ayudar a comprender etapas de la vida del ser humano. El teatro es también un ritual importante, que nos invita a vivenciar exacerbadamente la vida y nos regala una experiencia, la magia de dejar mi vida por un momento y ser parte de un todo. Espero ello pueda darse pronto y podamos escuchar los aplausos, con todas nuestras terminaciones nerviosas, y nos emocionemos tanto como el de al lado y nos riamos contagiados de la risa chistosa de alguien de la sala. ¡Nuestro teatro ha renacido, nunca muerto!

Kiara Castro Béjar

4 de diciembre de 2020

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