Virtuosa aproximación contemporánea
Uno de los personajes femeninos más relevantes en el universo
del maestro Shakespeare es sin duda, Ofelia. Trágica como ella sola, como lo es
ciertamente la pieza en donde aparece, su vida se encuentra marcada por la
desgracia al comprometerse con el príncipe Hamlet. La muerte de su padre a
manos del príncipe es el inicio de un viaje hacia la locura y a su terrible
final, en medio de las flores y cánticos en su última aparición. Una libre
adaptación virtual basada en este personaje fue presentada por el colectivo Las
Crías, titulada Ofelia no estaba loca, consiguiendo una sentida y estilizada puesta en escena, a pesar de las
limitaciones producidas por la crisis sanitaria, gracias principalmente a la
sensible dirección de Carla Valdivia y a la excelente actuación de Alejandra
Campos.
Uno de los grandes aciertos de la propuesta es el de
trasladar la historia de Ofelia a un contexto completamente diferente: uno
urbano contemporáneo, en el que la muchacha, ahora convertida en una vendedora de
flores, vivirá en una sociedad injusta y opresora. Las continuas referencias
al material original no hacen sino reafirmar su total pertinencia en la actualidad. Así como lo hiciera en Nacimiento (2020), Valdivia acierta
en la creación de diversas atmósferas en el íntimo espacio en el que se mueve Campos.
Una apropiada utilización de recursos lumínicos y audiovisuales le permite a la
actriz potenciar su trabajo actoral.
Justamente, Campos se vale de su registro histriónico no
solo para interpretar a una moderna Ofelia, sino también a otros personajes,
como a su hermano Laertes o su padre Polonio, con absoluta precisión y
convicción. Los gestos, miradas y versatilidad corporal de la intérprete suman
a la propuesta de Valdivia, una que puede generar imágenes y sensaciones en
aquel oscuro pasadizo. Ofelia no estaba loca se distingue como una de las más
sensibles y coherentes aproximaciones contemporáneas a la producción dramática
del Bardo Inglés, confirmando que las cuidadas exploraciones a los clásicos los
vuelven imperecederos e inagotables.
Sergio Velarde
18 de diciembre de 2020
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