La ley no tiene la razón
A inicios de noviembre, el Senado de la
República en México acabó de aprobar que las parejas homosexuales tendrán los
mismos beneficios de seguridad social que las heterosexuales, incluyendo pensiones de viudez, acceso a atención médica
y apoyo en caso de orfandad. Un paso adelante en la validación de derechos del
sector LGTBIQ: cada vez existen más agentes voceros de esta necesidad de
reconocimiento a nivel mundial. En el Perú, el teatro cada vez más está
acogiendo este tipo de temáticas en sus recientes creaciones. La cartelera del
teatro del Museo de Arte de Lima (MALI) dio lugar a la obra Paso Peatonal, ganadora
en Sala de Parto 2017, bajo la dirección y dramaturgia de Pablo Luna. Alfredo
(Claudio Calmet) acaba de enviudar: su esposo Ernesto acaba de morir por
cáncer. La ex esposa del difunto, Irene (Ana Rosa Liendo), exige el
departamento donde Alfredo y Ernesto vivieron durante su matrimonio, dado que
la unión igualitaria no es legal en el país. El reclamo por parte de Irene lo
justifica con Valentín (Matías Raygada), el pequeño hijo entre ella y el
difunto. La obra transcurre en un solo día, donde se da una conversación
acalorada entre los dos adultos de la historia, revelándose verdades y
resentimientos por parte de cada uno de ellos.
Paso Peatonal presenta desde el inicio una
composición dramatúrgica clara: la presentación de los personajes dejó la
información suficiente como para saber la relación entre ellos: una ex esposa,
un hijo de aquel matrimonio y el segundo esposo del difunto en cuestión. La obra transcurre en el
lapso de un día, una intensa conversación donde se debate sobre la validez de
derechos de los personajes sobre la posesión del departamento. El texto tiene
una estructura clara, pues la intensidad
del diálogo está modulada por información que cada vez va agravando la
excitación de los personajes.
La escenografía estuvo conformada por
elementos necesarios para la representación: muebles de la sala comedor de un
departamento, acomodados y con una forma que aportaba a la idea de un lugar
hogareño. La iluminación tuvo la labor principal de luz interior, pues para
fines de la obra no se necesitaba un efecto especial más allá. Es interesante
la representación del paso peatonal en la historia: Alfredo menciona que él y
su esposo se conocieron en el paso peatonal cerca del edificio, y en ocasiones
es proyectada la imagen de este lugar en el fondo del escenario; este recurso
fue casi imperceptible, técnicamente pudo haber tenido más relevancia
audiovisualmente dado que, además de ser un elemento importante, es el nombre
que envuelve toda la historia. Los vestuarios fueron elecciones que sirvieron
para la caracterización de la idiosincrasia de los personajes; si bien no hubo
cambios, los indumentos que utilizaron nos daban información del temperamento y
el grado de conservadurismo tanto de Alfredo como de Irene.
La construcción de los personajes estuvo
pareja y lograda en los tres actores: un manejo corporal específico y una
apropiación del texto dramático óptimos. A pesar de ser una obra cuya base es
una conversación entre dos personas, el ritmo de la pieza nunca se perdió. Hubo
una conciencia en escena momento a momento que causaba en el espectador la
sensación de ser un juez que podría determinar quién tiene la razón al final de
la obra. La presencia de Valentín, en momentos álgidos y específicos de la
conversación, estuvo muy bien lograda, pues servía al desarrollo del drama.
El relativismo de las leyes de amparo a
parejas por el hecho de ser heterosexuales es una condición que debe ser
cuestionada. A esto entra el cuestionar cómo es que la idea de familia y
matrimonio han sido sesgadas por ideologías heteronormativas, que simplemente
han perdido vigencia. Esta obra es necesaria para poder poner atención a que la
ley tiene que ser tan vigente como el contexto en el que se aplica. Bienvenida
sea la segunda temporada en el Centro Cultural Ricardo Palma de Paso Peatonal y otras obras con contenido igual de
necesario.
Stefany Olivos
16 de noviembre de 2018
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