“Pedro y los Panecillos Mágicos” es una
obra basada en el libro del mismo nombre del escritor peruano Richard Gallango.
La dirección y adaptación están a cargo de los hermanos Alberto y César Loli Chau, respectivamente; y las actuaciones son
de Niko Fantinato, José Dammert, Jorge Bardales, Janncarlo Torrese y Gina
Guerrero. Gallango, en una entrevista con canal N, asegura que el cuento fue
presentado en la Feria Internacional del Libro de Lima del año 2013 y co-escrito
con Lucía Fernández, con el auspicio de la editorial especializada en la
educación, Pearson Perú, y que se inspiró en el hecho que el primer alimento
del día es el pan. El libro es parte de un proyecto de la editorial para
incitar a la lectura a los niños.
La obra empieza puntual, con el teatro lleno
minutos antes de que suene la primera llamada. La historia trata sobre Lito, un
joven aprendiz de panadero, que con un espíritu algo ingenuo y muchas veces,
con reacciones algo torpes, tiene que lidiar con su jefe gruñón y amargado, el
panadero Don Fausto, y una dama chismosa, la señora Victoria, quienes le hacen
la vida imposible y lo ponen en situaciones incómodas. Sin embargo, la historia
da un giro, cuando un nuevo panadero extranjero llega al pueblo, uno que se
caracteriza por su amabilidad infinita y conoce a Lito.
La escenografía, con mínimos cambios a lo
largo de la historia, logra reproducir el ambiente bucólico de algún pueblo
europeo de inicios del siglo veinte. En ese sentido, los elementos del escenario
han sido muy bien trabajados y cuidados. Los actores interpretan varios
personajes y aparecen en varias ocasiones, desde la puerta de entrada al
público, inesperadamente. A diferencia de otras obras para público infantil, la
dirección decide controlar la “cuarta pared”, es decir, permitiendo la
interacción con los niños solo en contadas ocasiones, probablemente para evitar
interrupciones durante los diálogos entre personajes y así, poder conmover a
los pequeños con la historia.
La moraleja de la historia es que la
amabilidad es la llave y además, la clave para conectarse y empatizar con los
demás y por lo tanto, alcanzar la felicidad. Ese es el secreto de los “panecillos
mágicos”, ya que tienen un gran éxito en el pueblo y no debido a los
ingredientes, como pensaba Don Fausto. La vestimenta de los actores luce muy
realista y colorida; es rescatable además, cómo los actores llegan a cambiarse
de vestuario rápidamente entre escenas. Por otra parte, la música es grabada,
pero resulta agradable; se lograrían resultados superiores con voz en vivo. En general, la obra es ágil, de justa duración
y muy entretenida. “Pedro y los Panecillos Mágicos” estará en una temporada
breve en el Teatro de Lucía en Miraflores hasta el 29 de abril. Una obra recomendable para incentivar la lectura en los más
pequeños.
Enrique Pacheco
29 de marzo de 2018
3 comentarios:
Hola, Muchas gracias por su crítica/comentario sobre "Pedro y los panecillos mágicos". Solo una observación: El libreto adaptado no me pertenece, la dramaturgia es de mi hermano Cesar Loli. Yo únicamente estoy a cargo de la Dirección general de la obra. A veces el apellido se presta a confusiones nada graves, por cierto. Saludos Cordiales. Alberto Loli.
Corregido, gracias.
Muchas gracias
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