lunes, 1 de febrero de 2016

Entrevista: OMAR DEL ÁGUILA

“No hay mayor talento que el de ser persistente”    

Una de las más gratas sorpresas de fin de año fue el reconocimiento a la trayectoria de Sara Joffré, a través del triunfo de la puesta en escena de En el jardín de Mónica (primera pieza escrita por Sara en 1961) en la AAA, como la mejor obra en la categoría de Drama dentro de la encuesta publicada por El Oficio Crítico 2015. Su director Omar del Águila, ganador también de la encuesta como el mejor trabajo de dirección, refiere que la dramaturga y crítica chalaca ha dejado un legado grande entre todos nosotros. “Ella ha arriesgado mucho durante toda su vida, nosotros debemos arriesgar para transformar”, afirma convencido. “Debemos generar nuevos espacios, abandonar nuestra zona de confort y arriesgar. A ella se le recuerda mucho, por eso (este montaje) fue nuestra obra institucional. Creo que fue la mejor manera de cerrar el ciclo a casi un año de su partida, el recordarla. Más que hablar, hay que hacer.”

Sus inicios en el teatro

“Yo era muy fanático de las películas y quería actuar en cine”, recuerda Omar. “Dentro de mi ignorancia en ese entonces (ahora tengo otro tipo de ignorancia) busqué escuelas de actuación solo para cine. Entonces conocí al profesor Fernando Flores, que me recomendó escuelas de teatro. Es así que entro a la ENSAD y me enamoro del teatro”. De la Escuela, Omar tiene muy buenos recuerdos de los profesores Sergio Arrau y Guadalupe Vivanco. “Yo formé parte del grupo de los guadalupanos. Es que ella tiene hasta ahora el tema del trabajo físico estético corporal que aprendió en Brasil; hay una gran influencia del teatro físico en sus espectáculos”. Por otra parte, rescata de Arrau la perspectiva de poder equivocarse y seguir haciendo.

Omar debutó oficialmente como actor en la puesta en escena de Pocahontas, estrenada en el auditorio del colegio Newton y producida por Horacio Paredes ya finalizando los noventas, con artistas que todavía dan la lucha en las artes escénicas. La dirigió Gustavo Pastor y participaron Armando Machuca, Mikhail Page, Fernando Flores, Cynthia Schreiber, Beto Romero, entre otros. “Lamentablemente no funcionó”, menciona. “La Molina sigue todavía quedando muy lejos.” Omar asegura que el teatro familiar es un trabajo muy duro. “No hay mayor verdad y sinceridad que la de un niño. No he escuchado de un menosprecio al teatro infantil. Pienso que todo teatro es serio; además, muchos hemos empezado haciendo teatro infantil, de ahí hemos pasado al teatro serio (risas).”

La primera obra que dirigió Omar fue la ya mencionada En el jardín de Mónica, pero él ya había co-dirigido anteriormente. “Con Gabriela Fernández dirigimos y actuamos en Marta y Mamerto en el 2003. Fue un trabajo de dirección en la ENSAD. Luego le pedimos ayuda a Arturo Fernández, quien sigue haciéndola con el grupo Teatro a Ultranza con el nombre de ¿Sueño o pesadilla?. Años más tarde colaboraría estrechamente con Diego La Hoz en Espacio Libre, con la obra Especies (2011), y  por otro lado, con el colectivo Teatro del Riesgo junto a Jonathan Oliveros, comprendió que aún no tenía la capacidad de actuar y dirigir. “Es complicado, no tienes una mirada más abierta.” Así se estrenaron piezas como Carne de mujeres (2013) y Tú no entiende nada (2011). Sin embargo, Omar considera que es una ventaja que un director sea también actor. “Al menos a mí me sirve”, sentencia. “Puede aportar el conocer el tema escénico desde adentro; aunque hay otros que nunca actúan, pero sí tienen visión y criterio, y lo hacen muy bien. Pero yo dirijo como si fuese actor. Le doy peso al intérprete: él es creador de su propia escena, yo soy como guía, es la dramaturgia del actor desde la escena.”

El teatro y el jardín

“Pienso que un actor debe tener honestidad, a través de ello sale lo orgánico”, reflexiona Omar. “También debe tener un concepto de trabajo en equipo, ser colaborativo. Por más que sepa actuar, cantar o bailar, si hay mucha soberbia y ego, entonces no sirve. Algunos son muy buenos, pero lamentablemente son ególatras”. Acerca del tan mentado talento con el que nacen los actores, Omar asegura que “hay gente que nace con él y otros que no nacemos con talento y eso se va cultivando. Yo he sido afortunado de nacer sin talento: eso ha hecho que busque, que lea, que investigue más. No hay mayor talento que el de ser persistente.” Por su parte, afirma que un director de teatro debe saber escuchar a sus actores y tener criterio para saber en qué momento decir ciertas cosas. “Los actores proponen todo el tiempo, así que uno debe saber escuchar. Eso ya es bastante. Una vez, Ximena (Arroyo) me dijo que yo tengo un orden dentro de mi desorden. Pienso que un montaje se ordena con los actores, el escenógrafo, el luminotécnico: yo puedo tenerlo claro, pero también puedo estar equivocado. En En el jardín de Mónica hubo muchas propuesta que sumaron.”

Justamente fue la novedosa propuesta de En el jardín de Mónica la que concitó tanto interés por su montaje. Primero, porque incluyó cuatro actores en lugar de los tres acostumbrados (para interpretar a Mónica, la Niña y el Niño) y después, porque se atrevió a recitar las acotaciones de Sara en la puesta. “Esto último fue propuesta de una de las actrices. Todos entendemos que la obra es muy poética, como también lo es la introducción. Estuvimos leyéndola y leyéndola, y decidimos incluirla. Ana (Santa Cruz) y Yamil (Luzuriaga) acotan la escena y esto servía dentro de la propuesta. Queríamos romper la pieza, porque dramáticamente Mónica sostiene toda la obra y acaso era tedioso ver solo a la actriz”. Por otro lado, trabajar al lado de Arroyo siempre es un placer. “Trabajo con ella desde hace tiempo, nació de ella la propuesta que dirija la obra”, afirma. “Ella me enseña mucho todo el tiempo como gestora cultural. Yo había trabajado en Yerma como su asistente de dirección. Ella es una mujer que está investigando y creando siempre. Espero poder volver a dirigirla, nos hemos reído pero también batallado”, reconoce.

¿Qué significó dirigir esta emblemática obra de Sara Joffré en la vida de Omar? “Tuve mucho miedo, En el jardín de Mónica es una obra que todos conocen. Nosotros rompimos la pre-escena, incluimos acotaciones y agregamos un personaje. Estoy seguro que ella se hubiera alegrado y molestado a la vez”, asevera. La primera intérprete de Mónica estuvo en el estreno: la legendaria actriz Aurora Colina. Omar estuvo pendiente de su reacción, ella solo le dijo que le agradó y que tomarían un café luego. “Quedó pendiente el café, ya te contaré lo que dijo (risas)”. La obra regresa en la AAA en abril y Omar ya está contactando al primer director de la puesta en el 61, Alonso Alegría. “Además, queremos mover el montaje en este 2016, hacerlo en un espacio abierto. Estamos armando una nueva obra institucional para junio, en la que seguramente estaré en producción. Y con Teatro del Riesgo queremos montar a nuestro estilo Historietas de Paco Caparó”, finaliza.

Sergio Velarde
23 de enero de 2016

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