viernes, 13 de junio de 2025

Crítica: LA SEÑORA K


Comedia parcialmente apolítica

Con un nada sutil título que no le deja ni un resquicio a la ambigüedad  (y encima, acercándose los tiempos de elecciones presidenciales), bien podría esperarse que la nueva comedia escrita y dirigida por Alexander Pacheco entrara de lleno en el terreno político, ya sea para ensalzar la muy posible (y temida) candidatura de la hija del dictador, o para hacerle una merecida mofa al estilo caviar. Ninguno de esos escenarios es el que opta Pacheco, a pesar del color rojo del teléfono, las sillas o alguna que otra prenda de vestuario: las referencias políticas localistas, empezando por la misma mención de La Señora K, solo son el pretexto para contar una divertida historia de mentiras piadosas y forzadas apariencias, que alcanza muchos momentos bastante entretenidos.

Siguiendo la misma línea de recordadas puestas en escena protagonizadas por primeras actrices, como Venecia (2002) de Jorge Accame, con Amelia Bence; o Los árboles mueren de pie (2008) de Alejandro Casona, con Rosa Wunder; nos encontramos con otra anciana dama (Cecilia Tosso), una con fuertes convicciones políticas, quien despierta de un prolongado coma y se encuentra actualmente viviendo una fantasía orquestada a duras penas por su nieta (Rocio Montesinos), en complicidad con el enfermero (José Antonio Buendia), y posteriormente con un aspirante a actor (Mario Soldevilla), ya que la lideresa del partido político que prefiere la octogenaria mujer se encuentra tras las rejas. A pesar de ciertos cambios de escena que bien podrían acelerarse o hasta prescindirse, y especialmente, de aquel final anticlimático que propone su creador, la trama nunca pierde vuelo y es sostenida por ingeniosas situaciones y actuaciones eficientes. 

Pero la comedia de Pacheco no es del todo apolítica: Tosso, acérrima defensora de los derechos de los artistas, se las arregla para darle la necesaria pincelada política a su personaje, que la convulsa realidad actual (con los congresistas recortándoles los justos derechos a la comunidad actoral del audiovisual) así lo requería. La Señora K, estrenada en el Teatro Juanita Tarnawiecki (ex-Mocha Graña), prefiere mantenerse alejada de cualquier tinte o matiz político de trazo grueso, para ofrecer una divertida y ocurrente historia, pero que sí les da pie a oportunas reflexiones, como lo es, por ejemplo, la descarada manipulación de la información, una práctica fácilmente reconocible entre los familiares de la verdadera Señora K.

Sergio Velarde

13 de junio de 2025

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