lunes, 15 de abril de 2024

Crítica: HIRAETH, LAS FOTOS QUE NUNCA OLVIDAREMOS


Los recuerdos más allá de las palabras

Cada vez son más las propuestas teatrales independientes que apuestan por salir de la oferta convencional y se arriesgan a introducir diversas formas de expresión, como el movimiento, las acrobacias, la danza, entre otros. En esta ocasión, Hiraeth, las fotos que nunca olvidaremos, creación colectiva dirigida por Gabriel Baltuano, nos presenta el efectivo uso de la máscara expresiva para relatarnos un drama familiar, con toques de humor y sobrada nostalgia. La breve temporada tiene lugar en la Casa Cultural Mocha Graña.

La trama gira en torno a una familia con predominancia matriarcal, compuesta por las hermanas Carmen (Gabriela Jordán) y Felicia (Atria Fiol); esta última tiene dos hijos, Felipe (Diego Manga) y Blanca (Tamara Alfaro), quien a su vez tiene una hija llamada Rafaela (Sofía Murrugarra); además, se encuentra el amigo de infancia, Tony (Alejandro Zapata). En escena, somos testigos de una particular dinámica, retratada a través de fotografías familiares y recuerdos; entonces, una inesperada pérdida los obliga revalorarse como individuos y como familia.

Respecto al montaje, se utilizó una sala funcionalmente distribuida con artículos clásicos como la radio y los casetes; además del acertado acompañamiento musical, con canciones del recuerdo y creaciones originales, en la voz de Nia Vanie. Sin embargo, lo más resaltante de la puesta es el uso ininterrumpido de un elemento poco explotado en nuestros teatros: la máscara expresiva, la cual contiene la historia y carga emocional del personaje. Teniendo en cuenta que la máscara no habla, el uso de cuerpo es vital para desarrollar los “diálogos”, en este tipo de propuestas. En ese sentido, el joven elenco sale airoso del reto, ya que logran ejecutar con gran precisión y sensibilidad cada gesto corporal, llegando incluso a percibir cambios en la propia máscara, por el efecto ilusorio que se crea en el ambiente. Si tuviera algo que mencionar, quizá es continuar puliendo algunos detalles como las entradas y salidas por la puerta, que se quedaba abierta en momentos que ya debía cerrarse, lo cual no quita ningún mérito al trabajo de noventa minutos bien sostenidos.

Hiraeth, las fotos que nunca olvidaremos es una conmovedora puesta en escena, que rescata un importante elemento teatral como la máscara expresiva, la cual traspasa la ausencia de las palabras, reflejando en cada movimiento, en cada canción y en las sutiles danzas, los recuerdos de una familia. También, nos revela la fragilidad y el dolor que causan las pérdidas, así como la unión y la importancia de cultivar nuestros vínculos, reforzándolos a través del tiempo.

Maria Cristina Mory Cárdenas

15 de abril de 2024

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