sábado, 27 de abril de 2024

Crítica: PEQUEÑO GARABATO


El mundo llamado Garabato

Pequeño Garabato trata sobre aceptar y aceptarse con nuestras diferencias. Reno, el nuevo amigo de Garabato, sufre de bullying porque no le molesta ponerse faldas y, a pesar que los niños no entiendan su significado, lo llenan de insultos que no pertenecen al patio de juegos. Lo que a primera vista podría parecer una obra lejana debido a su temática de migrantes en EEUU, se convierte en una obra rápida de empatizar. Una obra que nos transporta a un patio de juegos para imaginar, crear monstruos, sentirnos indefensos, indignarnos (indignarnos con rabia) y para, finalmente, darnos un abrazo, para decirnos que todo está bien, que los prejuicios, los estereotipos, el burlarse de las diferencias, nunca estuvo admitido en el mundo de la infancia.

El gran mérito de Pequeño Garabato está en las pequeñas cosas. En el conocer el dolor de crecer, en el juego o en las peleas de los niños tan crueles como reales, en la forma en que los niños replican los prejuicios que aprenden en casa. Toda la obra funciona para ubicarnos en el patio de juegos. La actuación de todo el elenco nunca desentona y nos hace estar ahí junto a estos niños y su imaginación. El espacio del Club de Teatro de Lima influye en esto. Nos acerca a un patio de juegos para interpelarnos y mostrarnos la agresividad de un mundo ridículo que solo habita en prejuicios de los adultos. Es como asistir a un juego del que somos partícipes. Al fin y al cabo, el teatro, como la palabra en inglés lo dice, termina siendo un juego.

Uno sale de Pequeño Garabato con la sensación de haber recibido un abrazo comprensivo. Un abrazo luego del dolor del que somos testigos. Una esperanza de que todo va a mejorar y una rememoración a una infancia, que, a pesar de ser diferentes, pudimos sobrepasarla por el simple hecho de ser niños. El terror aparece en un paraíso de la infancia donde las diferencias, las cabras imaginarias, los vampiros de vodevil y los ogros pueden vivir en armonía, pero tal vez siendo un poco como Garabato, podremos defendernos.

Gabriel Calderón

27 de abril de 2024


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