martes, 16 de abril de 2024

Crítica: (DES)ENCUENTROS DE OBRAS CORTAS


Nuevas voces en el teatro

Telón Mestizo, bajo la producción general de Víctor Lucana, presenta (Des)Encuentros de obras cortas, un tríptico de microobras de dramaturgia latinoamericana, que explora diversos géneros, desde la comedia hasta el suspenso.

La primera pieza, La lengua del pájaro carpintero escrita por Gustavo Ott, es interpretada por Diego Horda y la destacada actuación de Estrella Cruzado, dirigidos por el mismo Lucana. En ella, se narra la evolución de una relación amorosa a través de sus fases críticas: juventud, paternidad, separación, conflictos y reconciliación. La narrativa y la dirección logran emocionar al espectador, con una obra sincera con la que público puede identificarse. Sin embargo, la transición entre escenas y la disposición espacial de los actores requieren refinamiento para mejorar la fluidez del montaje. Por otro lado, los pocos elementos de utilería deben estar mejor cuidados en cuanto a la disposición en el espacio para que no ensucien el escenario.

En Retretes, la segunda obra escrita por Adriana Genta, la dirección está a cargo de Miguel Díaz y con las actuaciones de Florencia Guzmán y Maribel Gutiérrez. La dirección e interpretación de las actrices logra transmitir una atmósfera de tensión y el misterio que envuelven a dos amigas atrapadas en un baño con una bolsa que insinúa contener restos humanos. Con tan solo tres cintas masking tape pegadas al suelo y las acciones de las actrices logran dar a entender que la escena transcurre al interior de un baño. Sin embargo, la trama se ve perjudicada por la falta de claridad contextual sobre la ubicación y los acontecimientos externos, dejando importantes interrogantes sin resolver. El abrupto final parece precipitado y desconecta al público de la historia central, perdiendo fuerza la propuesta.

La última obra es Dios es un bicho de Enrique Olmos, dirigida por Florencia Guzmán y las actuaciones de María Beltránes, Estrella Cruzado y Nicolás Chinchilla. En la historia, tres niños debaten sobre el controversial nombre de su mascota, Dios, generando un diálogo que plantea profundas preguntas y reflexiones sobre las creencias adultas vistas a través de los ojos de niños pequeños, así como la tolerancia y los prejuicios. Los actores logran transmitir bien la inocencia, ingenuidad y ternura propia de la infancia, con una propuesta de dirección dinámica ágil que permitía tener un timing adecuado y mantener la atención del público, aunque a veces podría resultar confuso seguir la historia al plantear tantos cambios de personajes entre los actores en tan poco tiempo.

En conjunto, Telón Mestizo se está posicionando como un promotor de voces nuevas en el teatro, proporcionando un espacio necesario para el talento emergente. Estaremos expectantes de sus futuras producciones, anticipando más propuestas que desafíen y enriquezcan el panorama teatral.

Alexandra Valdivieso

16 de abril de 2024

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