lunes, 4 de diciembre de 2023

Crítica: SOLO QUERÍA UN ABRAZO


Abrazo

El escenario tiene colores cálidos, los intérpretes son muy divertidos, el mensaje está claro, pero es dicho desde el humor; cuando las reflexiones son propiciadas por la carcajada, el proceso de interiorización es sutil y delicado.

La obra es entretenida desde el inicio, los textos son claros y los artistas saben mantener el ritmo de la propuesta, hay contrastes entre energías como, por ejemplo, algunas más explosivas y otras más contenidas. Esto es necesario para dosificar el espectáculo, sin embargo, la elección de los actores y actrices se siente equilibrado y distribuido orgánicamente.

El disfrute de la obra tiene que ver con la construcción de personalidades hilarantes que conectan con cuestiones específicas del contexto, y llevan a hacer reír al espectador. El personaje principal tiene un viaje espiritual, que no es mostrado desde el cliché del dolor y el sufrimiento, sino desde una interacción espontánea entre distintos caracteres.

Entender el trabajo de la autoestima es muy necesario para dar un paso siguiente y entender así las relaciones amorosas; el personaje principal sufre una catarsis a partir de la trama. Su novia, pese a tener momentos flojos en cuanto al texto y a la acción, encaja dentro de lo que se espera de la escena; la construcción del personaje es resaltante ante los demás, que tienen otro tipo de carácter y otra naturaleza en la acción. La hermana es un personaje anclado a tierra que es contrastado por su amiga, que la hace de bufón de la obra, aparentemente su misión solo podría ser la de hacer reír, pero es la encargada del ritmo y de darle color a la dramatización.

Es una obra muy cercana al cotidiano, es por ello que puede asimilarse rápidamente su contenido, los personajes dan la sensación de ser conocidos o amigos, y las situaciones de la misma manera se podrían encontrar dentro de la memoria o estar sumergidas en la realidad de nuestras vidas. El personaje principal podría ser cualquier ciudadano, y la energía del intérprete permite un sentido de identificación; además, la forma en la que construye los momentos es sencilla, con mucho encanto y naturalidad.

Los actores y actrices construyen buenos cuadros cuando están en colectivo, hay una distribución adecuada en el espacio, para enforcar la atención en determinadas escenas, suceden de forma simultánea muchas actividades, pero el trabajo de la contención y del silencio facilita que se preste atención a la acción principal del momento. La escenografía es la representación de una casa, con una buena elección de colores y de materiales, los momentos musicales son determinantes para el ritmo de las escenas y cuando sacan la guitarra y el personaje principal canta, sucede un proceso de identificación mayor con una dosis de cariño y simpatía.

Moisés Aurazo

4 de diciembre de 2023

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