lunes, 27 de febrero de 2023

Crítica: POR AMAR AL AMOR


El amor como motor

La casa Kambalache abre sus puertas para compartir un jovial espectáculo independiente donde, gracias a la disposición del generoso espacio, se nos permite sentir que somos partícipes y esa adrenalina, porque nuestro personaje (con el que nos identificamos o aquel que nos habló y miró a los ojos) haga lo que nosotros haríamos en su lugar, o quizá lo que solemos hacer si nos encontráramos en una circunstancia similar. Identificando así manías, nuestras tonterías, miedos y todo aquello a lo que nos motiva el amor o la necesidad de sentirnos amados y de amar, cómo dejar de estar fundidos en la agobiante soledad, cómo nos modificamos para gustar evitando verdades o cómo es que somos seres tan contrarios que hacemos todo lo opuesto a lo que deseamos. Porque a través de la temática abordada por esta propuesta escénica, se recrea la cantidad y calidad de esfuerzo que procesa nuestro ser para tan siquiera dar un primer paso y alcanzar la tan difícil tarea de salir de nuestro ensimismamiento y vincularnos con el otro. En un mundo tan acelerado y sobreestimulado como en el que vivimos bajo el qué dirán, detenernos y revisar esas formas que tenemos de amar, parece ser una acción necesaria y revolucionaria.

Así pues, por amar al amor por el teatro, es el director a cargo quien genera un vínculo primero al darnos la bienvenida y tras una breve introducción respecto a quiénes y qué es lo que veremos, toma la posta en la luminotecnia y nos entrega un compilado de piezas teatrales hechas claramente de la manera, vamos a llamarlo, más artesanal y a la vez minimalista. Donde menos es más, siendo así, que el foco de atención de inicio a fin, son las actuaciones del pequeño grupo humano conformado por actrices y actores tan frescos como atractivos. Quienes, en un viaje entre el pensamiento y el lenguaje, nos inducen al cuestionamiento. ¿Por qué nos limitamos a hacer lo que por otros se considera correcto?   

Con una duración de poco menos de una hora, se nos presentan tres historias concebidas por tres dramaturgos peruanos que abordan muy bien las estructuras escénicas influenciadas por estrategias cinematográficas. Al menos, así se percibe a través del lúdico rompimiento de la cuarta pared que ha sido utilizado como hilo conductor entre los tres acontecimientos.

De esta manera se alcanza a atrapar al público para su acompañamiento activo, cada cual desde sus respectivos asientos siendo parte de las historias, ya sea a partir del uso del elemento, la conexión entre las miradas actor-espectador, hasta las ansias locas de querer ser parte del momento. Las risas, los suspiros, las manos y piernas inquietas son un reflejo de querer ser parte de todo ello, de querer drenar la energía a través de los personajes que cada vez más van evocando momentos cotidianos, comportamientos naturales de cada uno de los seres humanos. El enamoramiento, la ilusión, la ensoñación con el ser amado, la desilusión o rompimiento y finalmente, la inevitable e indispensable reconciliación con el amor.  

Conny Betzabé

27 de febrero de 2023

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